Un donante de esperma estadounidense ha emprendido la misión de encontrar a los 96 hijos que ha ayudado a concebir, y hasta ahora ha logrado localizar a 25 de ellos con la colaboración de sus respectivas familias. Esta historia fue revelada por el periódico Wall Street Journal, que entrevistó a Dylan Stone-Miller, un ingeniero de software de 32 años que se convirtió en donante de esperma cuando tenía 20 años, de manera casual, para poder pagar una multa por conducir bajo los efectos del alcohol.
Después de divorciarse hace tres años, Stone-Miller dejó su trabajo y se embarcó en la búsqueda de su descendencia. Sin embargo, no fue él quien inició esta búsqueda, sino una de las madres que había concebido una niña con su esperma, quien lo encontró al combinar los escasos datos proporcionados por el banco de esperma y las redes sociales.
Después de dar permiso al banco para compartir su información, Stone-Miller abrió una cuenta en Facebook e invitó a unirse a todas las familias de sus hijos biológicos. Veinte de ellas aceptaron de inmediato, en su mayoría mujeres solteras o casadas con otras mujeres.
El donante incluso ha establecido un programa de visitas con algunos de los niños, asumiendo un papel desafiante debido a que las madres le prohíben identificarse como el «papá» de los niños, algo que a él no le satisface por completo. De hecho, aspira a mantener un contacto abierto con ellos de manera indefinida.
El periódico destaca que el anonimato que solía rodear los embarazos a través de los bancos de esperma está desapareciendo, gracias a los precios más accesibles de las pruebas de ADN, la facilidad para rastrear la vida de las personas en Internet y la disminución de los tabúes sobre este tema.
Se estima que más de un millón de estadounidenses han sido concebidos mediante procesos de fecundación in vitro, y una parte considerable de ellos -aunque no se tienen datos precisos- utilizó esperma proveniente de un banco.