Un país hambriento, Por El Nacional

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¿Qué significa prevalencia de hambre? “Es una estimación del porcentaje de la población de un país que se enfrenta a dificultades para acceder a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales y una vida activa y saludable”. Esta es la definición que ofrece la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la misma que acaba de publicar un informe en el que afirma que Venezuela es el segundo país en América Latina con este problema, solo después de Haití.

Por El Nacional

No importa cómo se diga, con palabras rimbombantes o sencillas, cuando aparece el vocablo “hambre” ya se sabe de qué se trata. Lo que determinaron los expertos de la FAO en el país es que 22,9% de personas no tiene acceso a la comida necesaria para mantener su organismo en buen funcionamiento. El documento de la oficina de la ONU asegura que se ha visto un pequeño repunte a escala mundial de este índice, incluso un poco más que en los años 2020 y 2021 con la pandemia.

Sin embargo, el caso de Venezuela no se puede atribuir a que simplemente el país no se ha recuperado de las largas cuarentenas por el covid-19, pues algunas organizaciones no gubernamentales se han dado a la tarea de recoger estas cifras y pueden decir (aunque con las limitaciones para conseguir la información) que es un fenómeno que viene creciendo desde hace años. Lo puede asegurar Susana Raffalli, que le sigue la pista a la desnutrición infantil y con toda responsabilidad afirma que en el país hay entre 10% y 12% de desnutrición aguda. Los niños son los más vulnerables; también las mujeres embarazadas y los ancianos.

La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios difundió un informe en junio sobre desnutrición los primeros 4 meses de este año y asegura haber diagnosticado 3.200 niños menores de 5 años con esta condición. Lo que llama la atención del documento es que cuando informaron las cifras de enero y febrero eran 1.179 y 2 meses más tarde los casos casi se triplicaron.

Así que por donde se vea, Venezuela tiene hambre, y si bien es cierto que la pandemia influyó de manera negativa, el país está azotado por otro tipo de fenómeno, el chavismo, que en los últimos meses está concentrado en abrir bodegones y traer productos importados de sus países amigos; pero nada de eso puede ayudar a los miles de niños que van a tener consecuencias tremendas por pasar los primeros años de vida con hambre.

Las oficinas de la ONU que se ocupan de estos temas hacen una labor incansable incluso para repartir y administrar tratamientos en el caso de los niños y las embarazadas. Pero quedan muchos por fuera. No se trata de una cifra de producto interno bruto o de los dígitos de la inflación, sino de que la gente no tiene acceso a la comida por muchísimas razones, pero todas pasan por Miraflores.