¡UNA GENERACIÓN PERDIDA! Enjuve 2021: Juventud venezolana pierde confianza en la educación y la democracia

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Solo cinco de cada 10 jóvenes consideran la democracia como el mejor sistema político, mientras que la educación universitaria es una opción de interés para únicamente el 45% de los encuestados según los resultados de la Enjuve 2021

Brian Contreras| TalCual

El Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) presentó los resultados de su Encuesta Nacional de la Juventud (Enjuve) del año 2021, en la que se comparó la situación social, económica e ideológica de los jóvenes venezolanos actual frente a los resultados que arrojaron sus primeros estudios, elaborados en 2013.

En este sentido, la encuesta arroja evidencias de la destrucción del tejido social, económico, educativo e ideológico que ha sembrado la gestión de Nicolás Maduro desde su llegada al poder, ya que los jóvenes dejan en claro su desconfianza y desapego por la institucionalidad del país, la participación política, su desinterés por la ideología, sus insuficientes oportunidades de acceso a la educación y, sobre todo, la preocupación que sienten por los problemas económicos.

La Enjuve 2021 arrojó que hay una importante reducción de la población joven, comprendida en un rango de edad de 15 a 29 años y segmentada en tres grupos de 15-19, 20-24 y 25-29, con respecto a 2013.

Las cifras reportan a unos 6.817.000 jóvenes en el país, casi un millón menos que en la Enjuve realizada en 2013. De esta porción, la mayoría del 38% está comprendida por el segmento más joven de entre 15 y 19 años.

La educación no es prioridad
En estos casi 7 millones de jóvenes se notan preocupantes limitaciones al acceso a la educación. Si se toma en cuenta el rango de edad de 18 a 24 años -edad promedio de los estudiantes universitarios-, la población masculina que se mantiene estudiando bajó de 40% a 15% desde 2013. En cuanto a las mujeres, los estudios decrecieron de 43% a 20%.

Este proceso de desescolarización viene sucediendo desde 2015. Una primera oleada de deserción se presentó con la migración masiva que inició ese año y posteriormente con la crisis económica y la pandemia. En los últimos seis años, unos 880.000 jóvenes habrían dejado de estudiar.

En cuanto a las razones para el abandono de los estudios, hay un amplio espectro de alternativas que varían en función de los rangos de edad. Dejar de estudiar para empezar a trabajr es una tendencia común. Otra respuesta de peso fue que terminaron los estudios y por eso no continuaron, aunque esta alternativa denota que muchos consideran el bachillerato como el cierre de su ciclo académico. Sin embargo, la principal preocupación fue la cantidad de jóvenes que afirmaron «no querer seguir estudiando».

Entonces, la razón de mayor peso en la deserción escolar es que la juventud no considera importantes los estudios. Al menos así lo analizó la directora del IIES, Anitza Freitez, para luego alertar que muchos plantean que «terminaron sus estudios» tras conseguir el título de bachiller.

En la Enjuve de 2013, un 30% de los jóvenes reportaban haber alcanzado un nivel técnico o universitario. Este porcentaje se redujo a un 19% en 2021. La mayor parte de la población joven se ha quedado en la media completa.

«Lo que hemos visto a partir de este análisis es que los jóvenes consideran que completaron los estudios cuando apenas han completado el bachillerato. Puede que se inicie algún semestre de carrera universitaria, pero realmente en el último año la discontinuidad de la trayectoria educativa ha sido bastante gris», destacó.

De igual forma, la universidad poco a poco deja de verse como una alternativa, especialmente en los grupos de edades más adultas, que reciben el golpe de la realidad al tener que subsistir e insertarse al mundo laboral.

Un 45% de los jóvenes estudia o desea estudiar una carrera universitaria. Otro 23% considera que es mejor trabajar para aprender con la práctica y un 21% opta por los cursos cortos para adquirir aptitudes profesionales. Finalmente, un 6% respondió que prefiere aprender un oficio y 5% que tomaría una carrera técnica.

Este conjunto de posiciones, marcadas también por un contexto económico que dificulta el acceso a la educación, ha generado un incremento de la doble exclusión. Es decir, jóvenes que no pueden o no quieren seguir estudiando, pero que al no tener las aptitudes necesarias tampoco consiguen empleo.

El porcentaje de jóvenes que no trabajan ni estudian creció de 23% en 2013 a un importante 37% en 2021. Una situación que, además, es más prominente en las mujeres. Según la Enjuve, el 50% de las mujeres jóvenes del país no trabaja ni tampoco estudia.

«En la situación actual no es posible conciliar los estudios con el trabajo, sobre todo para la población joven en los estratos menos aventajados», recalcó Freitez.

La crisis económica deja además otra cifra que refleja lo mancillada que se encuentra la población juvenil venezolana, pues las posibilidades de emancipación se han reducido considerablemente. Solo una fracción de la juventud vive sola, o a lo sumo enfrentan este proceso en pareja.

El 54% de los jóvenes viven en hogares con sus familias, como hijos solteros. En el 15% se ha creado un nuevo hogar en donde la cabeza de la familia el joven. Solo un 1,4% de los jóvenes viven completamente solos y un 4,1% en pareja.

Este conjunto de datos se sustentan en una pronunciada pobreza que padece la juventud del país. De los cinco quintiles de ingresos tomados en cuenta para esta encuesta, los tres más pobres congregan al 65% de la población juvenil. Los dos quintiles restantes arropan un porcentaje inferior de la población más adinerada.

En este punto se observa una desigualdad abismal entre los ingresos del hombre y de la mujer, pues mientras que en el quintil más pobre predomina la mujer con un 72% de prominencia contra apenas un 28% del hombre, al avanzar escalones se cambian los roles.

En el percentil más alto, el hombre es quien ocupa el escalón con mejores ingresos con un 62%, mientras que la mujer tiene apenas un 38% de participación en esta escala.

Estos datos coinciden con la reciente publicación de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), en donde se advierten los niveles de desocupación de la población femenina del país.

Una juventud apolítica
Entre los cambios más importantes que se presentaron al comparar la Enjuve de 2013 y la de 2021 destaca la posición y participación política de la juventud venezolana.

En los resultados presentados por el investigador del IIES, Luis Pedro España, se detectó una importante pérdida en la confianza de la democracia como sistema político y un incremento en la cantidad de jóvenes que plantean alternativas orientadas hacia el autoritarismo.

Solo un 50,4% de los jóvenes respondieron que la democracia es el sistema político preferible, una reducción importante frente al 68,8% de preferencia democrática que se mantenía en 2013, año en el que inició el mandato de Maduro.

Por otra parte, un 22,1% de los encuestados considera que un régimen autoritario puede ser preferible. El resto opina que no importa si el sistema es autoritario o democrático.

Un porcentaje mucho mayor, del 78% «no está nada satisfecho» o «no muy satisfecho» con el funcionamiento de la democracia en Venezuela.

De igual manera, se registra una profunda desconfianza y un descontento pronunciado frente a las instituciones estatales y a las organizaciones políticas.

La confianza en casi todas las instituciones se ha reducido desde 2013. En promedio, los jóvenes confían en ellas en un 50%. Sin embargo, casos más específicos muestran una desconfianza superior.

Por ejemplo, para 2013 la juventud confiaba en un 64,8% en la Fuerza Armada Nacional (FAN), mientras que hoy ese parámetro se contrajo al 43%, un 21,8% menos.

En los gobernadores, la confianza disminuyó de 52,8% a 39%, en las alcaldías de 51,2% a 36$, en la policía de 48,4% al 38,4%. Y concretamente, hacia los partidos políticos solo hay un 30,3% de confianza. La juventud no cree en los dirigentes ni en las instituciones políticas.

Caso contrario ocurre con las instituciones empresariales. La confianza creció un 17,7% y actualmente tienen un 59,8% de respaldo. De acuerdo con España, esto se debe a que la juventud percibe que la destrucción de la economía tiene que ver con los ataques que recibió el aparato productivo privado.

Con este caldo de cultivo, no es de extrañar que un porcentaje amplio de los encuestados no se identifiquen con ningún partido político. Según Enjuve 2021, las fuerzas políticas del país se encuentran bastante equilibradas entre los jóvenes.

Un 37% de la juventud se identifica como opositora, un 31,1% como chavista y un 31,9% como «no alineada». Aunque la paridad entre chavismo y oposición no ha cambiado demasiado en los últimos ocho años, sí se identifica un crecimiento importante del tercer grupo de no alineados.

Otro cambio sustancial desde 2013 se puede apreciar en el espectro ideológico. Mientras que un 27,8% de la juventud se posicionaba en la izquierda y el 35% en la derecha, con una predilección general importante hacia la «centro izquierda», la situación es distinta ahora.

La Enjuve 2021 indica que los jóvenes han abandonado la izquierda y se han ubicado en la centro derecha. El bloque del centro -que incluye perfilación hacia la derecha y hacia la izquierda- pasa a agrupar a un 43,3% de la juventud.

«En estos siete años ha habido un gobierno que, se supone, es de izquierda y ha generado demasiados problemas a los jóvenes. Por eso han abandonado esa posición y se han ido al polo contrario. Un país que era más de izquierda se ha convertido en un país de centro derecha», razona España.

Enjuve busca cambios
Uno de los énfasis de la presentación de la Enjuve 2021 fue no enfocarse únicamente en los resultados del sondeo, sino también trabajar para implementar cambios que logren impactar en la sociedad.

Por eso la Coordinadora del Programa de Formación de Enjuve, Andrea Mesa, resaltó la necesidad de promover la participación política entre la juventud venezolana.

Para lograrlo, desde el IIES se pensó en un encuentro nacional que agrupó a sectores de la sociedad que trabajan con jóvenes, ya que el sondeo dio indicios de que incluso en la juventud que forma parte de agrupaciones políticas o sociales existe este descontendo.

«Dentro de la juventud se piensa que hay una crisis en el liderazgo político, que para ellos representa una desmotivación a la participación, porque no ven una oportunidad dentro de sus espacios», destacó.

Por eso se celebró una reunión con 37 jóvenes miembros de 15 organizaciones y movimientos juveniles de distinta índole. El objetivo era analizar, debatir y generar una estrategia en conjunto utilizando los datos de la encuesta, que la misma juventud planificara actividades para repolitizar a jóvenes de distintos sectores de la sociedad.

De estas reuniones surgió una lista de 35 actividades que se han efectuado progresivamente en el transcurso de octubre y que continuarán en noviembre.