URGENTE: las cosas insólitas sobre la Consulta Popular

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Inexorable, el tiempo nos lleva a empujones hacia el 6 de diciembre. El régimen nos quiere llevar a una supuesta elección parlamentaria. Organizaciones de la sociedad civil nos invitan hacia una Consulta Popular.

Miguel Ángel Rodríguez / Caraota Digital

En la ruta del régimen concibo a personas y grupos que, si bien antes fueron ocupantes de nuestras naves en la lucha por la libertad, ahora, por diverso tipo de trámite, han decidido formar parte del tablero de un juego en el que siempre el ganador será el mandón de Miraflores. Perdón, por si se ofenden.

En la ruta hacia la Consulta, lamentablemente, aún no podemos contar a valiosos actores, que de pronto parecieran más inclinados a que la inercia nos lleve a una suerte de «punto muerto», del cual algún plan pudiera convertir a alguien en líder de una nueva etapa, concediendo, eso sí, las victorias planificadas por Maduro para este tiempo, sobre la mayoritaria esperanza y demanda de cambio de una población hundida en gran tragedia humanitaria.

Conocemos, hemos vivido y hasta hemos sido víctimas de algunos comportamientos de compañeros del estamento partidista opositor. Es decir, que hay asuntos, muchos, por corregir; pero hoy mismo, el principal, por insólito, es el de la falta de unidad para seguir dándole batalla al régimen hasta derrotarlo.

Es como si por este problema, en vez de disputarlas, se le entregaran territorios enteros al enemigo más grande que haya tenido la libertad, la paz, la honestidad y en suma cuenta, la auténtica venezolanidad.

«Ellas y ellos» se mantienen de espalda a la Consulta Popular
Nombres grandes, que tienen en su haber luchas por las que agradecerles tanto, nombres de ellos y de ellas, no deberían quedar en el título de una historia en la que a la sociedad civil le habrían abandonado, cuando incluso colocando por encima de los pleitos internos, el objetivo supremo de vencer a la tiranía, los invitaron a que unieran sus liderazgos en este desafío a la maldad, llamado Consulta Popular.

Viniendo de un verdadero líder que quiera a su pueblo, es casi un insulto ignorar el esfuerzo que hacen grandes personalidades de este país, muchos de ellos integrantes de la gran reserva moral, muchos de ellos reenergizando su ser, a pesar de edades y tantas experiencias, para no entregarle su patria al enemigo, y para darle la voz y el mando a la ciudadanía, que tiene en la Consulta el poder soberano de ordenar el cese de la usurpación y gritarle al mundo libre que aquí se sigue de pie, pero se necesita su concurso, más determinante.

Los hemos visto, a esas grandes señoras «Blancas Rosas Mármol» y a esos grandes señores «Enriques Colmenares», dar la pelea, armando equipos en todo el país y apoyados en otros ilustres personajes de la sociedad civil en el exterior, para construir el bombazo de la Consulta Popular de, que bien puede romperle la mandíbula al animal feroz que contra nosotros lanza Nicolás Maduro este 6 de diciembre.

¿Hasta cuándo van a demorar su incorporación a la batalla de la Consulta Popular, ellos y ellas, de los grandes nombres, a los que hemos querido tanto, con la excusa de que este evento es una treta de Guaidó?

¿Es que no han visto, no solo los nombres y trayectorias de los miembros del Comité Organizador, sino además de los integrantes del Alto Consejo Ciudadano de la Consulta Popular?

¿Es que en verdad creen que Juan Guaidó tendría la posibilidad de convertir a tan importantes personalidades de todos los sectores de la vida nacional, es unos imbéciles títeres?

Afinan unas preguntas más enérgicas y claras para La Consulta Popular
En esta misma hora, para quien no se haya enterado, en más de 100 países, y en todos los estados de Venezuela, los integrantes de esta indómita sociedad civil que le da batalla a la dictadura con la Consulta Popular, deliberan sobre la cuestión de las preguntas, llamando a capítulo a los partidos políticos que decidieron acoger la idea de este fuerte ejercicio de soberanía, y que desde la Asamblea Nacional habían acordado dos interrogantes.

«Más directo, más claro, que no haya duda de que esa consulta es para sacar a la dictadura y que luego podamos organizar unas elecciones presidenciales libres. Que no haya duda de que le diremos firmemente a la comunidad internacional que nos acompañe mejor en esta lucha que tenemos por la libertad de Venezuela», me dijo un General de Brigada, miembro del Alto Consejo Ciudadano de la Consulta Popular.

«Ellas y ellos» siempre han estado alineados en esos propósitos. Imaginamos lo valioso que sería, no solo la incorporación de sus nombres a una campaña que se haría mucho más vigoroza y tendría esa gran impronta de unión nacional, sino al asunto mismo de reconstruir las preguntas para que sean un torrente de energía que mueva el entusiasmo de todos.

Sabemos bien a quienes referimos al mencionar lo de «ellas y ellos», apartados todavía del torrente ciudadano que apalanca la Consulta Popular y una legión de dirigentes partidistas que se han lanzado a la calle con le campaña «Venezuela Alza la Voz contra Maduro». Nadie obliga a nadie, pero sin duda que conociéndoles, puede esperarse que en los próximos días abandonen su insólita posición.

Los señores obispos aún en silencio frente a la Consulta Popular
Referimos a otros muy importantes actores, a los que del «yo pecador», habría que recordarles que se peca por pensamiento, palabra, obra y omisión.

Ha sido reconfortante ver en el Alto Consejo Ciudadano, el nombre del Obispo Emérito de Los Teques, Monseñor Ovidio Pérez Morales. Y también ha sido duro saber que está allí en representación de su propia persona y no como quien represente a la autoridad de la Iglesia Católica.

También con el debido respeto, el que a estas alturas los líderes de la Conferencia Episcopal no se hayan pronunciado en favor de la Consulta, es tan insólito, como contradictorio con la firmeza y determinación que han mostrado en favor de la libertad y los derechos humanos de los venezolanos, y más, durante los últimos 21 años.

En su último documento, con determinación calificaron de inmoral, plantear y acompañar, el evento montado por Maduro para el 6 de diciembre, dado que carece de las más mínimas condiciones y garantías, y más bien empeorará la crisis política venezolana con la consecuencia del agravamiento de la tremenda crisis humanitaria.

Pero también los obispos insistieron en la idea de que frente a esa inmoralidad, abstenerse no basta. Entonces, si es la Consulta Popular una alternativa a no quedarse de brazos cruzados ¿cómo pueden justificar los obispos su abstención en esta gesta ciudadana?

No hay cómo rebatirla en cuanto a su legalidad, en cuanto a su poder vinculante, en cuanto a lo que podría ser su impacto político, y en cuánto a ser un enérgico modo de transformación por vía pacífica. ¿Qué más hace falta para que nuestros beligerantes obispos acompañen la Consulta Popular?

La de 2017 y la de 2020 no son la misma Consulta Popular
Una cosa es discutir y hasta concluir que la mayoría de los líderes político partidistas, no dieron el paso adelante que marcó la Consulta del año 2017; y otra muy distinta es tratar de justificar una inacción hoy, diciendo que no hay cabida a nueva Consulta, porque ya se hizo en aquel año. ¡Eso también es insólito!

Primero, porque no había tal apoyo abierto de tal número de países, a los que esta Consulta envía un mensaje mucho más claro y trascendente.

Segundo, porque no estaba presente, al grado que alcanzó luego de enero de 2019, el mal de la usurpación en la Presidencia de la República y, en consecuencia, la enorme ola de desconocimientos y condenas internacionales que hoy tienen «contra las cuerdas» al régimen.

Tercero, porque lo que antes era una crisis humanitaria, ya es una catástrofe, y si el bravo pueblo de Venezuela determina librarse del yugo, mal pueden sus líderes, políticos, religiosos, de toda índole, abandonarlo.

Alguien dijo de la Consulta, desde la Conferencia Episcopal, que para qué preguntar lo que ya está respondido; y nosotros por estos días nos respondíamos que aquello era como plantearnos, para qué rezo el padre nuestro, si ya me lo sé. Y, perdón, Padre Nuestro, por tomar este ejemplo.

Los «caritativos» que se hacen los locos con La Consulta Popular
Lo más insólito, es que por querer pasar por alto este llamado a vigorizar La Consulta Popular, algunas autoridades políticas tratan de lavar su pecado, por ejemplo, mostrándose muy activos en darle una caridad a los sufridos caminantes que surcan nuestras vías rumbo a la frontera.

Los señores gobernadores y alcaldes de la oposición democrática venezolana, en su mayoría, guardan un ensordecedor silencio frente a la Consulta Popular. Ocupan su tiempo en las menguadas caridades que les es posible ofrecer. ¿Acaso es que ya no están de acuerdo con la sentencia de que si el régimen conserva su poder, el sufrimiento del pueblo será cada vez mayor?

Esta es la hora que vivimos, sin nada en el horizonte más que la Consulta Popular para que la inmensa mayoría de los venezolanos, en su patria y en el mundo entero, no solo alcen la voz, sino que ordenen desde su potente soberanía, el fin de la opresión y el auxilio del mundo. Cada quien decidirá si está en la lucha, o se mete y se queda en «lo insólito».