Uruguay, entre el retorno de la izquierda o la continuidad

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Uruguay acudirá a las urnas el domingo 27 de octubre para elegir a su próximo presidente, tras cinco años de gobierno del centroderechista Luis Lacalle Pou, quien no puede aspirar a la reelección debido a las restricciones constitucionales.

Por Elnacional

La votación se realizará en un contexto de creciente preocupación por el aumento de la pobreza infantil y la seguridad pública, marcada por una ola de crímenes violentos ligados al narcotráfico que ha elevado los índices de homicidios en los últimos años.

Los principales contendientes presidenciales son Yamandú Orsi, del Frente Amplio (FA), quien busca devolver a la izquierda al poder; Álvaro Delgado, candidato del Partido Nacional (PN) y exsecretario de la Presidencia, que representa la continuidad del proyecto actual; y Andrés Ojeda, del Partido Colorado (PC), una figura emergente del tradicional partido.

De acuerdo con los datos de varias consultoras, el Frente Amplio se mantiene primero, con extensa ventaja, en las encuestas.

¿Quién ganará las elecciones en Uruguay?

La consultora Factum proyectó que el FA obtendría 44% de los votos, mientras que el Partido Nacional alcanzaría 24% y el Partido Colorado 17% de los votos. Por su parte, la consultora Opción situó al FA con 42%, al PN con 24% y al PC con 12%. Y Nómade, pronosticó 47% para el FA, 22% para el PN y 13% para el PC.

La politóloga Tamara Samudio, de la consultora Nómade, destaca varios aspectos clave sobre el panorama político.

Para Samudio, lo que está en juego en estas elecciones es “la continuidad o no de un gobierno, que es el actual gobierno de coalición”, que ha sido una experiencia novedosa en el país, dado que “hubo un acuerdo asumido entre cuatro socios de gobierno: el Partido Nacional, el Partido Colorado, Cabildo Abierto y el Partido Independiente”. Este acuerdo resultó exitoso al mantenerse unido durante todo el mandato del presidente Luis Lacalle Pou, lo que marca un hito en la historia política de Uruguay.

Samudio, en diálogo con France 24, enfatiza que el futuro de esta coalición está en duda con un Frente Amplio que muestra un crecimiento en las encuestas de “cuatro o cinco puntos» con respecto a  2019.

Estos puntos, en un sistema electoral dividido en dos bloques principales -la coalición de centro-derecha y el Frente Amplio-, pueden ser determinantes para definir el resultado electoral. No obstante, Samudio señala que “lo más preciso es que seguramente se vaya a balotaje en noviembre”, ya que es improbable que algún candidato obtenga más del 50% de los votos en la primera vuelta, como establece la ley electoral uruguaya.

¿Qué se votará en Uruguay?

Además de elegir presidente y vicepresidente, los uruguayos deberán votar la renovación del Congreso Nacional: 99 bancas en la Cámara de Diputados y 30 bancas en el Senado.

También habrá dos plebiscitos. El primero aborda una reforma del sistema de seguridad social, impulsada por el sindicato central PIT-CNT, que busca modificar las condiciones de jubilación y reducir el papel de los fondos privados (AFAP). El segundo plebiscito propone permitir los allanamientos nocturnos en casos de delitos graves.

¿Quiénes son los candidatos presidenciales?

Los votantes tendrán la posibilidad de elegir entre once fórmulas presidenciales.

Yamandú Orsi busca el regreso de la izquierda al poder

Yamandú Orsi, de 57 años, es el candidato del Frente Amplio, la coalición de izquierda que gobernó Uruguay durante tres períodos consecutivos: primero con Tabaré Vázquez entre 2005 y 2010, y nuevamente entre 2015 y 2020, y con José ‘Pepe’ Mujica en el período intermedio, de 2010 a 2015.

Orsi fue intendente (gobernante) del departamento de Canelones, el segundo más poblado del país y es visto como una figura que equilibra experiencia y conexión con las bases populares. Su gestión en Canelones tuvo un enfoque en políticas sociales y de infraestructura, y logró proyectar una imagen de estabilidad y liderazgo en su partido. En la fórmula lo acompaña la exjefa de Gobierno de Montevideo, Carolina Cosse que busca ser la próxima vicepresidenta.

El candidato a la Presidencia uruguaya por el izquierdista Frente Amplio, Yamandú Orsi, participa de un acto de cierre de campaña, el 22 de octubre de 2024.

Las propuestas de Orsi se centran en tres ejes: la “estabilidad económica y el crecimiento”, el “cuidado y protección social” y la “mejora de la seguridad”. A diferencia del actual Gobierno, de centroderecha, que ha priorizado una política económica promercado, Orsi y el Frente Amplio defienden un mayor rol del Estado en la economía y en la protección social.

“Quiero ser presidente y voy a ser presidente porque quiero cumplir”, expresó Orsi en el cierre de campaña del Frente Amplio, la noche del 22 de octubre ante una multitud de militantes.

El frenteamplista propone aumentar el poder de compra de los trabajadores, especialmente de quienes ganan menos de 25.000 pesos (600 dólares), crear un programa de empleo para jóvenes, electrificar el 50% de la flota de transporte público, reforzar la seguridad con 2.000 nuevos policías, brindar apoyo económico a familias con niños, duplicar las escuelas de tiempo completo y facilitar el acceso a la vivienda, incluyendo proyectos para adultos mayores.

Álvaro Delgado: la «continuidad y no al continuismo»

El principal contrincante de Orsi es Álvaro Delgado, de 55 años, candidato del Partido Nacional, el mismo partido del presidente saliente Luis Lacalle Pou, con quien ha mantenido una estrecha relación como secretario de la Presidencia.

Delgado fue una figura clave en el actual Gobierno, su candidatura representa la continuidad de las políticas económicas y de seguridad impulsadas durante la Administración de Lacalle Pou, aunque prometió realizar “ajustes” para “llevar las transformaciones a un segundo nivel”.

El candidato a la Presidencia de Uruguay por el oficialista Partido Nacional, Álvaro Delgado, habla durante un acto de cierre de campaña, el 22 de octubre de 2024 en Las Piedras (Uruguay).

Delgado, con Valeria Ripoll como compañera de fórmula, basó gran parte de su campaña en resaltar los logros del Gobierno de Lacalle Pou, como la estabilidad macroeconómica y la atracción de inversión extranjera, mientras propone mantener un enfoque promercado que promueva la creación de empleos y la reducción de la carga impositiva.

“Soy el candidato de la continuidad, no del continuismo”, declaró Delgado durante el cierre de campaña que realizó el 22 de octubre en un reconocido hotel de Montevideo.

El candidato oficialista propone mejorar la competitividad y productividad del país a través de mejor infraestructura, educación y modernización del sistema productivo con ciencia e innovación. Además, plantea revisar las políticas de empleo juvenil, optimizar el mercado de créditos y fomentar el financiamiento para pymes.

El colorado Andrés Ojeda, «lo más rupturista»

Andrés Ojeda, de 40 años, busca revitalizar al centroderechista Partido Colorado tras años de declive electoral, enfocándose en un cambio generacional y usando redes sociales para atraer a los jóvenes.

A pesar de estar detrás de Orsi y Delgado en las encuestas, Ojeda expresó confianza en que podría dar la sorpresa y posicionarse para competir en una eventual segunda vuelta. Sus principales propuestas de campaña están centradas en el cuidado de la salud mental y el bienestar animal.

Para el politólogo Adolfo Garcé, “Ojeda es lo más interesante, lo más rupturista”.

“Se presenta como lo nuevo en un partido político con casi 200 años”, comenta Garcé, y señala que la campaña de Ojeda está inspirada en las estrategias electorales del consultor político Jaime Durán Barba, uno de los estrategas de la campaña del exmandatario argentino Mauricio Macri y del ecuatoriano Guillermo Lasso.

Entre los otros candidatos están el de Cabildo Abierto, de tendencia conservadora,  que lleva a Guido Manini Ríos como candidato; el Partido Independiente presenta a Pablo Mieres, mientras que el Partido Ecologista Radical Intransigente está liderado por César Vega. Entre las fuerzas sin representación en el Parlamento destacan Identidad Soberana, con Gustavo Salle; Asamblea Popular, con Walter Martínez y el Partido Constitucional Ambientalista, liderado por Eduardo Lust.

Izquierda y oficialismo se enfrentarían en Uruguay en un posible balotaje

Con un electorado dividido, es probable que estas elecciones terminen en un balotaje en noviembre. Según los sondeos más recientes, ninguno de los principales candidatos lograría superar el 50% necesario para ganar en primera vuelta, lo que abriría la puerta a una segunda vuelta donde las alianzas serán clave.

Finalmente, Garcé prevé que “el escenario más probable es Orsi y Delgado en un balotaje». Orsi sería respaldado principalmente por su espacio, el Frente Amplio, mientras que Delgado contaría con el apoyo del Partido Nacional, el Partido Colorado, Cabildo Abierto y el Partido Independiente.

Según Garcé, la configuración final del Parlamento será crucial para determinar el desenlace de la elección. Si el Frente Amplio logra obtener cerca del 46% de los votos, podría tener mayoría en el Senado y quedar a un paso de ganar la segunda vuelta. No obstante, Garcé advierte que lo más probable es que el Frente Amplio no obtenga la mayoría absoluta en ambas cámaras.

Una campaña electoral atípica 

Uruguay es un país donde la política es una pasión, pero en esta ocasión hay una evidente apatía.

Camila Zeballo, politóloga de la Universidad de la República, destaca que la campaña fue percibida como «fría y desamorada» y recién en las últimas semanas mostró mayor intensidad.

Por su parte, Samudio describe la campaña como “bastante anormal”, ya que existió un “miedo muy importante” a proponer cambios estructurales significativos por parte de los partidos.

Aunque el Frente Amplio plantea un mayor énfasis en determinadas políticas sociales, “no hay modificaciones estructurales o muy fuertes en las propuestas”, destaca la experta. Samudio también destaca que Uruguay está atravesando un proceso de “despartidización” y desinterés político, especialmente entre los jóvenes.

Las recientes elecciones internas, que son voluntarias para los electores, “tuvieron su votación históricamente más baja”, lo que refleja un fenómeno de “lejanía del partido político” que antes constituía una parte esencial de la identidad uruguaya.

Esta apatía se ve reflejada en la calle, donde la movilización tradicional de las campañas fue más débil, incluso en Montevideo. “Hoy en día los indecisos son más jóvenes”, indica Samudio.

Otro punto relevante, según explica Adolfo Garcé, es que en general, “la ciudadanía no está muy interesada en esta elección”. Parte de este desinterés puede atribuirse a los perfiles de los principales candidatos, que no logran generar entusiasmo entre el electorado.

“Los dos principales candidatos, el candidato del Frente Amplio y el candidato del Partido Nacional, no son especialmente carismáticos”, explica Garcé, y añade que estos candidatos, además, no son los líderes naturales de sus partidos.

Lacalle Pou, el líder del Partido Nacional, no puede ser reelecto, y figuras históricas del Frente Amplio como Tabaré Vázquez y Danilo Astori fallecieron, mientras que José Mujica se encuentra enfermo y ya no está en la primera línea de la política.

Además, Garcé identifica otra posible razón para la falta de entusiasmo: “Hay como un exceso de centrismo, un exceso de prudencia en las promesas que se hacen”, afirma, lo que generó una campaña sin la pasión que tradicionalmente despierta la política uruguaya.

Los plebiscitos constitucionales

En el marco de estos comicios, los dos plebiscitos constitucionales fueron un tema clave de la campaña, especialmente en torno a la reforma de la seguridad social.

El PIT-CNT, la central sindical de Uruguay, logró impulsar que se consulte una enmienda constitucional que propone fijar la edad de jubilación en 60 años, igualar la jubilación mínima al salario mínimo y eliminar los fondos privados de pensión, conocidos en el país como AFAP. Esto en respuesta a la reforma pensional realizada por Lacalle Pou, aprobada por el Parlamento en 2023.

“Los plebiscitos -en Uruguay- tienen una única papeleta, que es la del SÍ, entonces para poder ser aprobados necesitan de 50% más uno de estas papeletas”, explicó Samudio. Cualquier voto sin la papeleta del Sí cuenta automáticamente como un NO.

Tanto el oficialismo como gran parte del Frente Amplio (excepto los comunistas y socialistas) se oponen a la propuesta y advierten sobre sus posibles efectos negativos.

El segundo plebiscito en discusión es la modificación al artículo 11 de la Constitución, que propone autorizar los allanamientos nocturnos en viviendas en casos de delitos graves, una medida promovida como una herramienta para combatir el narcotráfico y la criminalidad organizada.

Zeballo señala que los plebiscitos están “muy marcados por la desinformación”. Las encuestas muestran que gran parte de la ciudadanía no tiene claro “de qué se va a votar”.

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