Van a tener que cambiar de guionistas, porque con esos libretos tan desordenados y poco creíbles no pueden montar ninguna cayapa ni a Juan Guaidó ni a nadie. No basta levantar el dedo para señalar a quien se le opone de delitos que según el Departamento de Justicia de otros Estados conocen bien; mucho menos para acusarlos de financistas de partidos políticos. Pero es que el gobierno chavista siempre deja cabos sueltos cuando de una mentira se trata. No han aprendido bien de los cubanos.
Claro, se sabe que poco importa, pues aunque no sean creíbles, ellos actúan de acuerdo con su conveniencia. Solo así, sin pruebas o con alguna forjada, es que tienen en este momento encerrados en sus temibles mazmorras a cientos de presos políticos. Sin embargo, ellos no dan puntada sin dedal, y a veces cuentan como victorias pequeñas cosas. Solo el hecho de que se mencione el nombre del presidente interino junto con el del narcotraficante ítalovenezolano Biaggio Benito Garófalo Forte es para ellos un punto positivo, pues creen que con eso ensucian la reputación del dirigente político y, de paso, golpean un poco a Leopoldo López, su viejo archienemigo.
A Garófalo lo detuvieron el 13 de marzo en Cartagena, Colombia, tomando felizmente sol en un hotel. Y antes de que hubiera ninguna reacción, salió el presidente de la Asamblea Nacional de 2020 a decir que el hombre tiene vinculaciones con el partido Voluntad Popular, que es su financista. Que vivía feliz en Anaco, estado Anzoátegui, y que allí le dieron un “camburcito” en la administración municipal. La primera pregunta que realmente debe hacerse la gente es ¿para qué le darían un cargo en el concejo municipal? ¿Necesitaban justificar un sueldo? ¿No es al revés? Si era financista, mejor que ni apareciera en la nómina.
Pero eso fue en 2016. Y de ese pequeño detalle se dio cuenta el grupo de Cazadores de Fake News. Por esos años todavía Guaidó no se encargaba de repartir cargos ni nada por el estilo; tenía una responsabilidad organizacional dentro de su partido y su firma no servía para ese tipo de cosas. De paso, la copian mal, tanto que con una simple superposición se nota que no es la original. Hay que aconsejarle entonces al presidente del parlamento que se abstenga de hacer trampas que no sean electorales porque de otra naturaleza no les salen bien.
La otra pregunta que sí hay que hacerse y que parece es lo que el citado documento forjado trata de ocultar es por qué Garófalo estaba vacacionando tranquilamente en Cartagena, por qué pudo pasar por una trocha (que ya se sabe quién las cuida) para llegar a Colombia, si se supone que lo detuvieron en Caracas en 2015 y en ese año le dictaron medida privativa de libertad.
El hombre está solicitado desde hace años por más de 100 países por el delito de narcotráfico. ¿Por qué no se informó a Interpol en aquella oportunidad? ¿Quién tiene el poder real para evitar que esto ocurra? Eso es lo verdaderamente interesante de este caso.