¿VEA CÓMO? Uno de cada tres personas en Latinoamérica es pobre, para salir de esa pobreza hay que usar el celular

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¿Qué trae el 2021 para América Latina? Más desempleo, más pobreza y quizás más violencia. ¿Es eso inevitable? No: la región podría liberarse de las cadenas de un sistema caduco que se basa en el código napoleónico y, con el teléfono móvil como gran herramienta, poner en marcha las energías productivas y creativas de “un 99 por ciento al que los líderes políticos ignoran sistemáticamente”. Y eso incluye a todos: Alberto Fernandez y Cristina Kicrhner, Jair Bolsonaro y Luis Lacalle Pou, Sebastián Piñera e Iván Duque, Andrés Manuel López Obrador y Mario Abdo Benítez.

Infobae

El análisis y la propuesta, audaces, son de Gerónimo Frigerio, un abogado argentino de larga experiencia en organismos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Su especialidad y obsesión es esa, precisamente: el desarrollo económico y social de América Latina, una región que, dice, “ha naturalizado de una manera escalofriante que un tercio de sus ciudadanos sean pobres”.

“América Latina hoy no va a ninguna parte”, dice Frigerio durante una entrevista con Infobae en la que rechaza la idea de que la región es heterogénea y no se pueden comparar, por ejemplo, los problemas de Argentina con los de América Central.

“Tenemos que aceptarnos como latinoamericanos. ¿Se te cortó la luz? ¿El wifi funciona horrible? ¿Pagás impuestos altísimos? ¿Sobornaste a un policía? ¿Los colegios estuvieron cerrados todo el año? Sos argentino, y tus problemas son los mismos que los de un nicaragüense, un ecuatoriano o un colombiano”.

El diagnóstico de Frigerio, que viajó decenas de veces a casi todos los países de la región, es desesperanzador. “Somos un barrio pobre del mundo. Nadie hace negocios con un barrio pobre, salvo los pobres que viven en el barrio”, dice. Pero su propuesta rebosa optimismo: “La pandemia es una gran oportunidad para hacer un cambio muy profundo y muy simple al mismo tiempo”. Esa propuesta la volcó en un libro de reciente aparición, “Simple”, al que presenta como “una idea para transformar el futuro de América Latina”.

– Usted sostiene que América Latina es un gran fracaso. ¿Por qué?

– Con buenas reglas hay desarrollo. Con malas, no. Las leyes en América Latina derivan del código napoleónico adoptado por los españoles. Los países ricos regulan bien, mientras que los pobres lo hacen mucho y mal. Hacer un negocio, aunque parezca mentira, es tan difícil en México, como en Argentina, como en Brasil. Las mismas reglas para abrir y cerrar una empresa, para pagar impuestos, el mismo sistema judicial… En 2020 confirmamos que todos los países de América Latina fracasaron en estos primeros 200 años. Cuando evaluas los últimos 50 años, uno de cada tres latinoamericanos es pobre. Invariablemente. Ningún país logró desarrollo sostenible. Ni Chile con el capitalismo de derecha, ni Venezuela con el socialismo del siglo XXI pudieron prosperar. A Chile le fue mejor, pero no pudo resolver el tema de la pobreza. Chile no generó un programa de desarrollo que resuelva su pobreza estructural.

– Chile suele ser mostrado como un modelo exitoso y diferente…

– No, el modelo de Chile es el mismo que el de los demás países de América Latina. Ningún país de la región desarrolló su sistema privado con foco en las pequeñas, micro y medianas empresas. Son el 99 por ciento de las empresas, las micro son el 88. Ese 99 por ciento contrata al 60 por ciento de la gente, con malas reglas. Imaginate con buenas reglas. Y ese 99 por ciento aporta el 25 por ciento del Producto Bruto Interno. La llave al desarrollo de América Latina está en desatar el potencial de las Mipimes. Bajar el tiempo, el costo y la complejidad en la relación con el Estado. Hoy, abrir una empresa es dificilísimo. Cerrarla también: diez años para hacer una quiebra.

– ¿Y eso va a solucionar los problemas de América Latina?

– Según una reciente encuesta, las tres prioridades de la gente pobre hoy son, en este orden, comer, tomar agua potable y tener un teléfono celular. ¿Cómo es posible que el Estado no hable ese idioma del teléfono celular? Tiene que ser posible abrir y cerrar una empresa desde el celular, contratar y echar, acceder al crédito, pagar impuestos, importar y exportar. Todo desde el teléfono móvil. El cien por ciento del ciclo de vida tiene que ser al mínimo costo y con la mínima complejidad para incentivar el desarrollo del sector privado.

– Suena bien, ¿pero existe un país que funcione así?

– Hay un país que logró que el 99 por ciento de los trámites sean en el celular, que es Estonia. No hay que copiarlos, hay que inspirarse. Somos pobres, dijeron en su momento: vamos entonces a hacernos eficientes. Nosotros tenemos que hacerlo con identidad latinoamericana. El modelo latinoamericano de desarrollo consiste en 20 ministros de Economía que promueven al uno por ciento de las empresas que aportan el 75 por ciento del PBI. Al 99 por ciento hay que integrarlo, son millones de empresarios que te van a salvar, los únicos que van a contratar gente. Nuestra realidad es que somos informales. Tenemos que lograr que América Latina adopte reglas simples para que hacer negocios sea más fácil que en cualquier lugar del mundo, en especial para las mipimes.

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