Diosdado Cabello, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ha expresado su crítica hacia la ONU, alegando que es un «instrumento» de Estados Unidos. Esto se debe a un reciente informe que denuncia un aumento en la persecución a la oposición en Venezuela.
Según Cabello, la ONU no tiene capacidad para resolver problemas ni tomar decisiones. Además, afirma que la organización no respeta ni siquiera sus propias resoluciones. Según el portal oficialista Últimas Noticias, Cabello ha declarado: «A estas alturas, si la ONU no cambia su razón de ser o no vuelve a sus raíces originales, no tiene sentido. En este momento, es un instrumento de Estados Unidos para presionar a otros países».
El político venezolano aboga por una «reestructuración» de la ONU que permita hacer valer los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas. Hasta que esto suceda, considera que reclamar los derechos de los países y sus pueblos ante la instancia internacional es una pérdida de tiempo.
Sin embargo, Cabello enfatiza que Venezuela no abandonará los diferentes escenarios políticos, tanto a nivel nacional como internacional. Por otro lado, el Ministerio de Relaciones Exteriores ha publicado un comunicado en el que rechaza las acusaciones de la Misión Internacional ante la ONU.
La Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos ha presentado un informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en el que denuncia un aumento de los ataques contra el espacio cívico en Venezuela con el objetivo de silenciar a las voces críticas. Según el informe, la «vigilancia internacional» es más importante que nunca.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela considera que el informe distorsiona la situación de los derechos humanos en el país y busca legitimar la imposición de sanciones económicas. Caracas afirma que el informe utiliza un enfoque selectivo, instrumentalizado, falso y manipulado de la situación de los derechos humanos en el país.
Asimismo, el comunicado del Ministerio argumenta que la misión carece de sustento metodológico y conocimiento de la realidad del país, y se utiliza como instrumento para atacar a las instituciones venezolanas como parte de la política de «cambio de régimen» impulsada por Estados Unidos y sus aliados.
El comunicado también sostiene que las acusaciones violan la Carta de las Naciones Unidas y alientan a los sectores extremistas nacionales e internacionales a violar masivamente los derechos humanos de los venezolanos y desestabilizar el país.
Por último, Venezuela reitera su disposición a cooperar con el Consejo de Derechos Humanos y la Oficina del Alto Comisionado, siempre y cuando se respeten los principios de objetividad, no selectividad, imparcialidad, no injerencia en los asuntos internos, respeto al multilateralismo y diálogo constructivo.