Debido al gran número de primates que habitan en la urbe, las autoridades de vida silvestre han comenzado una campaña de esterilización para controlar su población.
La ciudad tailandesa de Lopburi se ve afectada por la invasión de al menos 8.400 monos que han diezmado algunos sectores de la economía local y han obligado a cerrar varios negocios, reporta The New York Times.
Los primates, quienes antiguamente eran venerados por las comunidades budistas de la región, habitaban en los templos y en las ruinas de la antigua civilización jemer que hay en la ciudad. No obstante, su número ha crecido descontroladamente y ahora dominan unas cuantas cuadras de Lopburi.
A pesar de los esfuerzos realizados por las autoridades, durante los últimos años los primates han ocupado edificios abandonados, destrozado establecimientos, atacado a la población local y causado daños a los automóviles estacionados. La Policía local asegura que las acciones que han tomado para controlarlos han sido infructuosas.
El agente Nirad Pholngeun, quien ha patrullado la misma área por cinco años, asegura haber visto la población de primates aumentar de forma alarmante. «En un abrir y cerrar de ojos hay más monos. Y muchas crías», comentó.
Ante este panorama, funcionarios de vida silvestre han comenzado una campaña de esterilización para tratar de controlar su número. Durante junio, más de 300 animales fueron operados, y se espera que otros 200 sean esterilizados en agosto.
Sin embargo, los monos lograron identificar y evitar a los trabajadores del departamento de vida silvestre, quienes portaban uniformes con estampados de camuflaje y atraían a los animales a las jaulas con comida, de manera que los funcionarios se vieron en la necesidad de cambiar de uniforme y pretender que eran turistas. «Los monos son inteligentes. Se acuerdan», señaló el director de un departamento local de conservación de fauna, Narongporn Doodduem.
Debido a que la dieta de los monos urbanos se basa en comida chatarra o de bajo nivel nutricional, los de Lopburi tienen menos músculos y menos pelaje que los silvestres, además de ser más susceptibles a padecer de hipertensión y enfermedades sanguíneas, explicó Doodduem.