WOLA: “Cualquier solución va a requerir elecciones libres y justas en Venezuela”

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Entre las recomendaciones presentadas en el informe «Negociando un retorno a la democracia en Venezuela», se establece que el Gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) debe abandonar su enfoque de “todo o nada” para la presión

Por El Cooperante

En medio de las nuevas negociaciones entre la oposición y el Gobierno de Nicolás Maduro, la Oficina de Washington para América Latina (WOLA) y el Instituto de Paz de los Estados Unidos (USIP) han preparado un informe sobre las lecciones aprendidas del proceso de 2019 en Barbados y Noruega.

«El objetivo de este informe es destacar las principales lecciones aprendidas y las narrativas posteriores de las conversaciones de 2019, para que los responsables de la formulación de políticas puedan maximizar el potencial de éxito en los esfuerzos futuros», reza el documento publicado en el portal web de la Oficina de Washington.

El informe titulado «Negociando un retorno a la democracia en Venezuela» se basó en la elaboración de entrevistas con varios miembros de los equipos negociadores de la oposición y el chavismo, así como con altos funcionarios estadounidenses y otros diplomáticos internacionales familiarizados con los procesos de negociaciones en el país.

Ante el nuevo proceso de negociación en el horizonte del país, la WOLA ofreció algunas recomendaciones basadas en las entrevistas y en los análisis recopilados.

Recomendaciones de la WOLA
Como primera recomendación para los principales actores políticos en Venezuela, la WOLA y el USIP señalaron que cualquier solución en el país requerirá «elecciones libres y justas», además de la «formulación de un resultado que permita un lugar seguro para el chavismo».

«Una solución viable tendrá que asegurar un futuro para este movimiento mientras defina sus propios líderes y su dinámica interna, sin la imposición de soluciones con la intención de marginalizar o eliminarlo en el futuro».

Asimismo, detallaron que la mesa de negociación en Venezuela debe ser reestructurada para permitir la incorporación de un conjunto más amplio de actores políticos.

«Futuras negociaciones deben tener más paridad de género, e incluir un espacio claro para consultar con organizaciones de la sociedad civil, grupos de derechos humanos y víctimas. La mayoría de los entrevistados estaban abiertos a la participación de la sociedad civil en una manera indirecta, convencidos de que podría servir para ampliar tanto aportes como apoyo público a las conversaciones», precisaron.

Por otro lado, establecieron que el Gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) debe abandonar su enfoque de “todo o nada” para la presión, y dejar claro que «el avance de la implementación en los puntos acordados puede conducir a un alivio gradual de las sanciones sectoriales, medidas que se podrían revertir en caso de incumplimiento».

De igual manera, aseguraron que los actores estadounidenses deben de evitar «expresar mensajes contradictorios», puesto que, según afirman las divisiones entre el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional retrasaron el proceso de diálogo de 2019. En este sentido, subrayaron la importancia de la coordinación entre todos los actores políticos
del país.

Finalmente explican que los actores internacionales más allá de Estados Unidos deberán de con un «papel de apoyo», sea como garantes u observadores, con el objetivo de conducir una mayor aceptación del proceso y construir un diálogo donde dichos actores «no tengan la posibilidad de imponer sus intereses ni de mandar mensajes contradictorios».

«Los actores internacionales relevantes deben trabajar para hacer que las alternativas a la negociación creíble sean poco atractivas, tanto para el gobierno como para la oposición (…) Pueden apoyar los avances en las negociaciones, dejando claro que ninguna alternativa sea viable».