El gobernador de Florida, Ron DeSantis, tiene previsto anunciar esta semana su intención de buscar la nominación presidencial republicana en 2024. Sin embargo, esta noticia llega con preocupaciones, ya que los inmigrantes se están convirtiendo una vez más en el chivo expiatorio preferido de los políticos conservadores, incluido DeSantis. En lugar de ofrecer soluciones reales para el descompuesto sistema migratorio, los políticos conservadores alimentan su extremismo utilizando el racismo y la xenofobia con fines meramente político-electorales.
La Opinion
El discurso de DeSantis se asemeja al de Donald Trump, quien, en 2015, tildó a los migrantes mexicanos de «criminales» y «violadores» al oficializar su candidatura presidencial. Ambos republicanos comparten una estrategia política basada en el racismo y la xenofobia, que es cada vez más respaldada por las fuerzas conservadoras de extrema derecha. Además, DeSantis cuenta con el apoyo de Elon Musk, propietario de Twitter y propenso a difundir desinformación y teorías conspirativas.
La ley antiinmigrante respaldada por DeSantis, que entrará en vigor el 1 de julio, ha generado preocupaciones en diversos aspectos, desde su impacto económico hasta su impacto humanitario y en los derechos civiles. Los medios informativos ya están reportando sobre el abandono de campos y construcciones en Florida, especialmente donde la mano de obra migrante es fundamental. Se espera que la discriminación y el acoso hacia los inmigrantes sean constantes, especialmente por parte de aquellos que defienden una de las leyes más antiinmigrantes en la historia de Estados Unidos.
A pesar de que DeSantis ha perdido la ventaja que tenía sobre Trump en la preferencia de los votantes republicanos, ambos representan una postura antiinmigrante probada. Durante su presidencia, Trump encabezó una de las cruzadas más duras y crueles contra los migrantes, incluyendo la separación de bebés de sus madres, muchos de los cuales aún no han sido reunificados. Por su parte, DeSantis ha desatado una guerra cultural en Florida, interviniendo en asuntos como los libros de texto, los derechos reproductivos de las mujeres y los derechos de la comunidad LGBTQ+.
Estas figuras políticas, tanto Trump como DeSantis, ejemplifican la profunda división en Estados Unidos entre la idea de una nación inclusiva, multicultural y tolerante, y un país racista, xenófobo y antiinmigrante. Ambos han apostado por la intolerancia y el desprendimiento de Estados Unidos como defensor de las libertades, empujando a la sociedad y al mundo hacia un callejón sin salida.
Además de su disputa corporativa con Disney, que ya está costando millones de dólares al estado, DeSantis se ha propuesto convertir a Florida en el epicentro de la guerra contra la migración indocumentada, siguiendo los pasos de estados republicanos como Arizona y Alabama en años anteriores.
¿Quién firma este panfleto lleno de falsedades y tendenciosamente demócrata?
De Santis solo está aplicando leyes que los demócratas no se atreven a cumplir.
No existe ninguna ley «anti inmigrante». La «Bill 1718» es anti ilegal, que no es lo mismo ni se escribe igual. Ilegal no es lo mismo que inmigrante. El inmigrante legal está perfectamente protegido en Florida.
De Santis ha sacado la enseñanza LGBT de las escuelas primarias y comienzo de secundaria, impidiendo el adoctrinamiento de niños en la nefasta ideología de género. Punto positivo para De Santis.
Dejen de meter miedo irracional. El que no la debe no la teme.
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