Fuerza Armada y primarias

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La represión militarizada en Venezuela, especialmente durante la última década, ha causado un gran temor en la población. Y con razón, debido a las recientes acciones políticas que comprometen a toda la Guardia Nacional.

En el aniversario del componente armado, el discurso del comandante general ha generado controversia, especialmente en el contexto de las primarias de la oposición que el régimen claramente intenta frustrar. Este discurso hace referencia a una «definición estructural de las nuevas amenazas emergentes» y a una guía de planificación para las «operaciones de orden interno». Este enfoque recuerda a antiguas formulaciones en materia de seguridad y defensa que justificaban la violación de los derechos humanos en el continente. Además, se refiere arbitrariamente a una ultraderecha nacional e internacional que supuestamente intenta socavar el sistema electoral y promover la violencia.

Esta postura va en contra del artículo 328 de la Constitución, que requiere una revisión urgente. Además, resulta innecesario ya que el partido gobernante tiene amplios recursos mediáticos para enfrentar los desafíos políticos de manera adecuada.

Sin embargo, es posible que esta incursión en campos ajenos tenga como objetivo obtener un reconocimiento y protagonismo que el componente considera insuficientes. Esto se ve reflejado en la postulación de un ex comandante general de la Guardia Nacional como candidato en la plantilla oficialista para la reconfiguración del Consejo Nacional Electoral.

Es importante destacar que la unidad opositora tiene como objetivo elegir a su candidato presidencial de manera democrática y transparente. Esto no debe ser considerado como un acto de sedición ni como parte de una campaña desestabilizadora. Incluso los opositores más legítimos y persistentes de Maduro Moros no realizan actividades proselitistas dentro de la Fuerza Armada Nacional, a pesar de que él mismo las ha llevado a cabo en numerosas ocasiones.

Si hablamos de eventos violentos, podemos recordar el intento de sabotaje de las elecciones generales de 1963, que incluyó el esparcimiento masivo de tachuelas y disparos indiscriminados en la capital. Además, Fidel Castro apoyó y financió una guerrilla que no aceptó los resultados electorales adversos. En contraste, la legítima y moralmente autorizada oposición venezolana no ha llevado a cabo ningún evento comparable en lo que va del siglo, lo que genera sospechas sobre una narrativa que socava la confianza en las instituciones del país, incluso cuando proviene del propio Estado.

Es natural que los militares activos presten atención a las primarias de la oposición, siguiendo los términos establecidos en la Constitución de 1999. Este mecanismo es una muestra de unidad para elegir al candidato presidencial definitivo y representa una experiencia cívica necesaria y diferente a la intención de romper un tablero que solo requiere convicción, honestidad, talento y habilidad. Las armas, por supuesto, están destinadas a defender nuestra integridad territorial.