En lo que va de 2023, un total de 14 venezolanos han desaparecido en el mar, con ocho de ellos partiendo desde Sucre y tres desde Choroní, en el estado Aragua. En casi todos estos casos, las operaciones de búsqueda y rescate en alta mar iniciaron tarde o nunca, dejando a las familias en angustiosa incertidumbre. Fuentes consultadas por TalCual han señalado que los bomberos marinos, la máxima autoridad para atender emergencias civiles en el mar, «no tienen ni una lancha para actuar».
Con información de TalCual
La situación se ha vuelto aún más alarmante debido a la falta de información y transparencia por parte del Estado, que ha dejado a las familias sin conocer el estado de las investigaciones. A pesar de la preocupación, se descartan las hipótesis de naufragios y se apunta hacia la posibilidad de la piratería como causa de estas misteriosas desapariciones.
La falta de recursos y la burocracia estatal han llevado a que sean las comunidades locales quienes lideren las primeras búsquedas, a pesar de que el Gobierno pretende hacer ver lo contrario. Por cada accidente marítimo reportado, debe crearse una junta de investigación de accidentes, pero la ineficiencia estatal ha complicado este proceso.
La opacidad en las investigaciones y la ausencia de protocolos adecuados para búsqueda y rescate en el mar han llevado a que las familias de los desaparecidos enfrenten una angustiosa espera sin respuestas claras. El problema se agrava debido a la creciente presencia de piratas en las aguas venezolanas, quienes han perpetrado actos de violencia y robo en embarcaciones.
Esta situación pone de relieve la necesidad urgente de que el Estado venezolano tome medidas para abordar estos casos de desapariciones en el mar, brinde recursos adecuados a los equipos de búsqueda y rescate, y colabore con la comunidad internacional para combatir la creciente amenaza de la piratería en sus aguas territoriales