Desde que Dani Alves ingresó en prisión, se ha generado incertidumbre acerca de los pensamientos de su esposa, Joana Sanz, sobre los eventos ocurridos en la discoteca Sutton la noche del 30 de diciembre de 2022. Esta incertidumbre sobre la modelo canaria ha aumentado con el tiempo debido a una serie de cambios aparentes en sus opiniones, expresados a través de las redes sociales, que van desde la idea de divorcio hasta el amor eterno y viceversa.
Sin embargo, una vez que se le otorgó la libertad provisional, estas dudas parecen haberse disipado nuevamente con una imagen que Sanz compartió en Instagram, en la que ambos aparecen tomados de la mano con cariño. En sus cuerpos, llevan tatuajes que simbolizan el fuerte vínculo emocional que los une: «1+1=1». Este gesto muestra que, a pesar de las adversidades, permanecen unidos. Además, Alves lleva un corazón junto a esta conmovedora expresión matemática.
Este gesto de cariño marca el último giro en una serie de eventos difíciles de seguir. Durante los catorce meses que el futbolista estuvo en prisión, Sanz residió en la casa familiar que comparten en Barcelona. Sin embargo, tras la liberación de Alves, y a pesar de su condición de libertad provisional, la modelo abandonó temporalmente el hogar.
Inicialmente, parecía que su relación había llegado a su fin. Sin embargo, ahora se ha revelado que la decisión de Sanz de abandonar la casa se debió a compromisos profesionales, y en realidad, su relación está más sólida que nunca. La fotografía compartida en Instagram es prueba de ello.
Esta imagen contradice la información proporcionada anteriormente por el periodista y amigo de Sanz, Marc Leiradó, quien, en declaraciones a Europa Press, insinuó que la pareja estaba atravesando una crisis evidente debido al abandono de la casa familiar por parte de Sanz.
En resumen, esta situación demuestra que los hechos hablan por sí mismos y que la relación entre Alves y Sanz sigue siendo sólida a pesar de los desafíos que han enfrentado.