» La mayoría de personas gastan más tiempo en hablar de los problemas que en afrontarlos.»
Henry Ford
Venezuela avanza sin detenerse hacia un proceso de elecciones presidenciales, con representantes de varios sectores políticos del país, donde el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, lleva la primera opción en este proceso para su reelección.
Manuel Rosales dentro de su derecho político, democrático a participar, presenta al electorado un modelo de país alternativo al del actual gobierno nacional; mientras un sector político disidente continúa con la soberbia idea de dirigir a la población electoral, que desea un cambio al actual gobierno nacional (una sana actitud en las democracias modernas) en apoyar a candidatos políticos inhabilitados para este proceso, sin buscar una solución alternativa, como la ofrece la aspiración presidencial de Manuel Rosales, quien obtuvo en las últimas elecciones a gobernadores regionales más del 56% de aprobación electoral. Una victoria sin sorpresas, en uno de los estados con más población electoral del pais (dato importante) dado por su experiencia gerencial y capacidad política de negociar. Obsevando su discurso, es notable ver su capetencia diplomática y compromiso patriotico que necesita el país ante los próximos escenarios políticos , económicos y sociales en Venezuela y el mundo, mientras otros continúan dando vueltas en el mismo punto sin salir, completamente ensismismados en su altivez política, haciendo con esto, daño a este sector que desea un cambio de gobierno y al proceso electoral que se lleva en Venezuela, y en palabras de Esther Harding: » El conflicto es el comienzo de la conciencia”, esperemos se produzca las luces suficientes y necesarias para una negociación entre Manuel Rosales, como la mejor alternativa y los demás participantes políticos, dando muestras de madurez sensata en el juicio para una candidatura unitaria que represente a esos electores que dimite del actual gobierno nacional, con ello la gran victoria sería para nuestra democracia venezolana.
Jaime de la Trinidad Vargas Guerrero