El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha emitido declaraciones contundentes este jueves al afirmar que los crecientes desafíos económicos que enfrenta el régimen chino han convertido al país asiático en una «bomba de tiempo». Estas afirmaciones se dieron durante un evento privado de recaudación de fondos en Utah, mientras el mandatario se prepara para buscar la reelección en 2024.
Con información de Infobae
Biden destacó el alto nivel de desempleo y el envejecimiento de la mano de obra en China, apuntando a la existencia de problemas económicos en el gigante asiático. Además, sugirió que cuando las personas enfrentan dificultades económicas, podrían recurrir a acciones negativas.
En un intento por explicar su perspectiva, Biden afirmó que buscaba mantener «una relación racional con China», insistiendo en que no tenía intención de perjudicar al país asiático, pero que estaría vigilando la situación de cerca.
Esta declaración de Biden se produce en medio de esfuerzos recientes por parte de Estados Unidos para reanudar el diálogo con China. Altos funcionarios estadounidenses, incluido el secretario de Estado Antony Blinken, han visitado Beijing en un intento por mejorar las relaciones entre ambos países.
Sin embargo, el panorama se torna aún más tenso con la reciente firma de una orden ejecutiva por parte de Biden que establece límites a las inversiones estadounidenses en ciertas empresas tecnológicas chinas. Esta medida podría intensificar las tensiones bilaterales, ya que busca restringir las inversiones en sectores clave de la economía china, como semiconductores, computación cuántica e inteligencia artificial.
La orden ejecutiva también establece la obligación de que los ciudadanos estadounidenses que realicen negocios en China informen al gobierno sobre inversiones en los sectores mencionados. Esta medida se basa en preocupaciones de seguridad nacional, ya que estos sectores podrían contribuir al desarrollo de capacidades militares y de inteligencia en China.
Estados Unidos ha tomado estas medidas como una respuesta a los avances tecnológicos significativos de China y a su objetivo de fortalecer sus capacidades militares para el año 2035. La orden ejecutiva está en proceso de consulta pública antes de su implementación, y se están considerando posibles sanciones para quienes no cumplan con las reglas establecidas.