Biden cierra espacio aéreo a aviones rusos e insiste en que no enviará tropas a Ucrania

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Joe Biden insistió en su respaldo a Ucrania y a su presidente, Volodimir Zelenski y dijo que Putin había cometido un «error de cálculo» al invadir la exrepública soviética, algo que a su juicio tendrá un precio alto para el mandatario ruso

TalCual

El presidente de EEUU, Joe Biden, presentó el martes 1° de marzo el discurso del Estado de la Unión dedicando gran parte de él a la situación en Ucrania y la invasión rusa a ese territorio. En ese sentido, su administración reiteró el respaldo al gobierno de su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, al inicio de su discurso.

«Estamos con el pueblo ucraniano. Hemos aprendido la lección. Cuando los dictadores no pagan un precio por sus agresiones, causan más caos», sentenció Biden ante el Congreso de EEUU.

También anunció el cierre del espacio aéreo de EEUU para los aviones rusos, una medida similar a la que adoptó la Unión Europea y países como Finlandia y Suecia; amenazadas por Moscú de ser atacadas si continuaban con su proceso de adhesión a la OTAN.

“Esta noche anuncio que nos uniremos a nuestros aliados y cerraremos el espacio aéreo estadounidense a todos los vuelos rusos, para aislar aún más a Rusia”, palabras que causaron un aplauso de pie en las dos cámaras del Legislativo estadounidense.

A su juicio, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, cometió un «error de cálculo» al invadir a Ucrania e insistió en que por esa acción tendrá que pagar un alto precio; amenaza que ha proferido constantemente en las últimas semanas.

Por ello, Joe Biden resaltó que la política de sanciones aplicadas desde Washington a Moscú han dejado «aislado» a Putin, aunque aclaró una vez más que las tropas estadounidenses no entrarán a territorio ucraniano. Hay que recordar que aunque Zelenski firmó el proceso para comenzar la adhesión a la OTAN; aún no es parte de ella y por ende, EEUU no puede actuar para defender a los aliados de esa organización.

“Estados Unidos y nuestros aliados defenderán cada pulgada de territorio de los países de la OTAN con toda la fuerza de nuestro poder colectivo”, insistió.

Por otro lado, Biden defendió el capitalismo como sistema aunque advirtió que este se puede convertir en explotación si no hay competencia, al tiempo que advirtió que eso puede provocar el aumento de los precios.

«Soy un capitalista. Pero el capitalismo sin competencia no es capitalismo. Es explotación, y empuja al alza los precios», recalcó.

Se refirió además a la parte de infraestructura en EEUU al decir que su país tendrá «una década» de obras, refiriéndose al plan aprobado en noviembre de 1,2 billones de dólares con el que aspira transformar el país y ponerlo en el camino de la «competición económica» con China.

«Le he dicho a Xi Jinping, que nunca es bueno apostar en contra del pueblo estadounidense», apuntó el mandatario, en alusión a su homólogo chino.

Aseguró que con ese plan van a crearse millones de trabajos para los estadounidenses, y se van a modernizar las carreteras, aeropuertos, puertos y canales.

El tema migratorio fue otro de los puntos esgrimidos por Biden en el discurso del Estado de la Unión. Allí pidió al Congreso allanar un camino que permita ofrecer la ciudadanía a los llamados «dreamers»; a los beneficiarios del TPS y los trabajadores esenciales.

Reconoció que EEUU tiene que arreglar los problemas que enfrentan en la frontera y arreglar las deficiencias de su sistema migratorio. Destacó que han estado trabajando de la mano de gobiernos como México y Guatemala para crear patrullas para “atrapar a más traficantes de personas” y con otros gobiernos en la región para recibir a más refugiados y asegurar sus propias fronteras.

En otro aspecto de su discurso, Biden defendió el derecho de las mujeres «a decidir» ante las críticas surgidas contra el aborto en EEUU. Por ello, enfatizó que si no se quiere retroceder como nación, hay que proteger el derecho a la atención sanitaria de las mujeres y preservar su derecho a elegir.

Joe Biden también habló en su discurso de su nominada para ocupar la vacante en el Tribunal Supremo dejada por el juez Stephen Breyer, la magistrada afroamericana Ketanji Jackson, a la que describió como “una de las principales mentes legales” de EEUU, y subrayó que cuenta con el apoyo tanto de jueces nominados por los demócratas como por los republicanos.