Chile solicitó el arresto de “El Niño Guerrero”, líder de la banda criminal venezolana Tren de Aragua

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El líder de la banda criminal venezolana Tren de Aragua, conocido como «El Niño Guerrero», ha sido arrestado por un tribunal chileno luego de su fuga de la cárcel de Tocorón en Venezuela. Según la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones, Guerrero negoció su salida con el régimen de Nicolás Maduro. El Tribunal de Garantía de Pozo Almonte, en Chile, accedió a la solicitud de la fiscalía regional y vinculó a Guerrero con las actividades delictivas de su organización en territorio chileno.

La investigación realizada durante dos años reveló que Guerrero estaba al tanto de las operaciones delictivas de la organización y mantenía contacto directo con los jefes locales que están detenidos en Chile o que operaron en el país. Esta orden de arresto es significativa, ya que Chile se convierte en la primera fiscalía de Sudamérica en solicitar y obtener una orden de detención contra Guerrero, a pesar de que el gobierno chileno había descartado previamente su presencia en el país.

La organización criminal Tren de Aragua se estableció en Chile en 2021, inicialmente dedicada al tráfico de migrantes en la frontera norte con Perú y Bolivia, y luego expandió sus actividades delictivas por todo el país. Actualmente, más de 40 personas se encuentran formalizadas o imputadas en Chile por delitos como tráfico de drogas, secuestros, homicidios, extorsiones y trata de personas, todos vinculados a esta banda.

El Ministerio del Interior de Perú también ha alertado a su policía nacional sobre la posible entrada de Guerrero al país y ha colaborado con Colombia, Ecuador y Chile para su captura. La ONG Observatorio Venezolano de Prisiones denunció que los líderes del Tren de Aragua negociaron su salida de la cárcel con el régimen de Maduro y emigraron al extranjero una semana antes de que las fuerzas militares y policiales ocuparan la prisión.

La ONG cuestionó la complicidad del Estado venezolano con los líderes de la banda y la falta de control y supervisión en las cárceles venezolanas, que se convirtieron en verdaderas universidades del crimen. La cárcel de Tocorón, donde se encontraba la banda, era una muestra de esta complicidad, ya que los líderes de los reos habían construido una especie de ciudadela con una discoteca, un zoológico y un campo de béisbol. La operación de desalojo de la cárcel resultó en la muerte de un militar y el decomiso de un arsenal que incluía lanzacohetes y granadas.