CONTROVERSIA MUNDIAL: ¿Vamos hacia un mundo donde las vacunas contra el COVID-19 serán obligatorias?

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Con la aparición de nuevas variantes y una enfermedad que no cesa en los contagios y muertes, cada vez más instituciones sanitarias y gobiernos proponen que la protección vacunatoria sea un requisito necesario para circular, asistir a los trabajos o ingresar a un teatro o restaurante

Por Víctor Ingrassia – Infobae

Las vacunas contra el coronavirus SARS-CoV-2, que ocasiona la enfermedad COVID-19, surgieron en tiempo récord (menos de un año, cuando lo normal es que tome unos 10), para frenar la actual pandemia que ya ocasionó más de 185 millones de infecciones y más de 4 millones de muertes en todo el mundo.

Además de controlar y prevenir la enfermedad, el uso masivo de las mismas ayudará a restablecer la vida social y económica normal tal como la conocimos antes del surgimiento del virus en Wuhan, China, en diciembre de 2019. Pero las vacunas más efectivas desarrolladas hasta ahora, que tienen una protección del 95% para evitar contagios y un 100% para evitar muertes, no pueden frenar la pandemia sin una alta cobertura de la población y el mantenimiento de otras estrategias de mitigación como la distancia social, el uso de tapabocas o barbijos y la permanente higiene de manos.

El fuerte crecimiento del número de infectados ocurrido en los últimos meses por la propagación de las variantes del coronavirus (principalmente la Delta, altamente contagiosa) y una desaceleración en las campañas de vacunación en varios países desarrollados, han llevado a algunos gobiernos a pensar en tomar medidas que implican la exigencia de inmunización para parte de la población, o por lo menos parte de ella. Así, el tema controversial de la obligatoriedad de las vacunas contra el COVID está creciendo en el mundo y ya ha generado grandes protestas y opiniones en contra de parte de algunos sectores de la sociedad y de movimientos anti vacunas.

“Si la gente quiere dejar de escuchar tanto sobre las nuevas variantes del coronavirus, lo que se tiene que hacer es que todos los países tengan acceso a las vacunas”, opinó Jennifer Nuzzo, especialista de salud pública de la Universidad Johns Hopkins, en clara posición abierta al acceso y distribución equitativa de las vacunas en el mundo, cosa que no está sucediendo en la actualidad y que amenaza a la posibilidad de creación de nuevas variantes más peligrosas del SARS-CoV-2 en personas no protegidas con alguna de las inyecciones aprobadas.

Uno de los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que al menos el 10% de la población de todas las naciones del mundo esté vacunada en el mes de septiembre. Por ello, insisten en la necesidad de un mejor reparto global de fármacos para que puedan llegar a la mayor cantidad posible de gente.

En muchos de los países más ricos, como Estados Unidos, Reino Unido, Israel o los miembros de la Unión Europea, la vacunación promedia el 50% de la población, cerca ya de la inmunidad de grupo. Sin embargo, países con menos recursos van a un ritmo mucho menor. En América Latina, salvo Chile, la mayoría de países han vacunado entre un 10% y un 40% de sus poblaciones. En Centroamérica incluso menos. En África, muchos países no superan el 10% de vacunados.

Pero volviendo a los países que tienen vacunas que se acumulan en sus heladeras, pero no hay brazos disponibles para aplicarlas, Francia y Grecia fueron noticia esta semana. Pese a las acciones de difusión para promover la vacunación, el escepticismo en ambos países ha llevado a sus autoridades a endurecer sus posturas y a adoptar medidas que, si bien no instauran la vacunación obligatoria, limitan la capacidad de acción de las personas que no han sido inoculadas.

Con un discurso televisado que tuvo más espectadores que la final de la Eurocopa recién jugada, el presidente francés, Emmanuel Macron, dio nuevo impulso a la campaña de vacunación en su país el lunes 12 por la noche. En el plan de acción anunciado, estableció que todo el personal sanitario deberá estar vacunado antes del 15 de septiembre. Los trabajadores que no estén inmunizados una vez cumplida esa fecha no podrán acudir a sus puestos de trabajo y no cobrarán. La otra gran medida fue extender el uso del pasaporte sanitario en múltiples lugares públicos. A partir del 21 de julio, el certificado será necesario para entrar en teatros, cines y espacios culturales que reúnan a más de 50 personas, mientras que en agosto esta solicitud se expandirá a bares, restaurantes, centros comerciales y transporte público.

La normativa tuvo una rápida repercusión, con más de un millón de pedidos de turnos para vacunación y un récord de inmunizaciones en un solo día, con 792.339 dosis aplicadas. Terminada la semana, la cantidad de gente anotada para vacunarse trepó a 3 millones. Con el llamado a la obligación de vacunarse, el Gobierno de París reacciona a la rápida propagación de la variante Delta del coronavirus, altamente contagiosa. A eso se suma que ni siquiera un 39 por ciento de los franceses están vacunados con las dos dosis hasta el momento.

Estos cercos a la normalidad de la vida pública y las exigencias a ciertos sectores sociales se están extendiendo en otros países europeos, como en Grecia, que el mismo 12 de julio, también decretó la obligatoriedad de la vacunación para el personal de hogares de ancianos con efecto inmediato y para todos los trabajadores de la salud desde septiembre. Además, solo las personas vacunadas podrán ingresar a bares, cines, teatros y otros espacios cerrados. “No volveremos a cerrar el país solo por la postura de algunos”, dijo el premier Kyriakos Mitsotakis a inicios de esta semana.

Masivas protestas

Los anuncios de imponer la obligatoriedad de la vacunación contra COVID generaron en Francia y Grecia varias protestas. El Gobierno francés trató de minimizar el alcance de las protestas que sacaron a las calles en diferentes ciudades del país el miércoles a cerca de 20.000 personas contra sus medidas para generalizar la vacunación contra el coronavirus, sobre todo con la extensión del certificado sanitario en actividades de la vida cotidiana. “No hay que exagerar”, declaró el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Clément Beaune, cuando se le preguntó en una entrevista con la emisora France Info por las manifestaciones que, en algunos casos, derivaron en enfrentamientos con la policía.

En Atenas se reunieron alrededor de 3000 personas, sin mantener distanciamiento social y prácticamente sin tapabocas. También hubo manifestaciones en otras ciudades como Salónica, en el norte de Grecia, Patras, en el Peloponeso, o Heraclión, en la isla de Creta.

Muchos de los manifestantes mostraban banderas griegas y signos religiosos, varios levantaron cruces e iconos ortodoxos frente al Parlamento, en la plaza Syntagma, mientras se mezclaban los eslóganes de la protesta con el himno nacional y otros cantos nacionalistas. Entre las pancartas que cargaron desde la plaza Omonia hasta el Parlamento se podía leer “No a la vacunación obligatoria. Sí a las libertades individuales, a la libre elección. No a la participación estatal en la medicina” o “No a la separación, no al chantaje, no al terrorismo”.

Italia ya había dado el primer paso en abril, cuando implementó la vacunación obligatoria de personal sanitario y farmacéuticos, bajo amenaza de cese de funciones o suspensiones de sueldo para aquellos que se nieguen.

En Rusia, aunque el Gobierno de Vladimir Putin se opone a la vacunación obligatoria, Moscú implementó en junio la orden de que cafés, bares y restaurantes solo atiendan a personas que tengan una prueba de vacunación, de inmunidad o un test negativo de coronavirus. Además lanzó un plan para que un 60% de los trabajadores del sector de servicios estén completamente vacunados antes del 15 de agosto. Otras naciones también van por ese camino: Reino Unido exigirá la vacunación a empleados de residencias de adultos mayores desde octubre y Polonia estudia la obligatoriedad de la vacunación para algunas personas de alto riesgo a partir de agosto.

Hungría se sumó el viernes a los países que imponen la vacunación obligatoria para los trabajadores sanitarios. Al igual que en Francia y Grecia, el gobierno de Viktor Orban anunció que todos los empleados de la salud deberán estar inoculados contra el coronavirus. En Hungría, como en otros países de la región, el ritmo de vacunación se ha ralentizado considerablemente después de superar el 50%, y actualmente el 57% de los húngaros ha recibido al menos una dosis y el 54% las dos.

Obligatoriedad vacunatoria fuera de Europa

Australia, un país que se ha propuesto combatir el virus en extrema rigidez, impuso desde junio la vacunación obligatoria para los trabajadores de atención a personas mayores de alto riesgo en los hoteles implementados para las cuarentenas. También exigió la inmunización de atletas paralímpicos que participarán en los Juegos de Tokio, al considerar que los miembros no vacunados podrían representar un riesgo para la salud.

Arabia Saudita anunció que todos los trabajadores del sector público y privado que deseen asistir a sus lugares de trabajo presenciales deberán vacunarse. Además, desde el 1 de agosto, solo las personas vacunadas podrán ingresar a establecimientos gubernamentales, privados o educativos y usar el transporte público. Kazajistán anunció el 23 de junio la exigencia de estar vacunado contra el COVID-19 o presentar pruebas semanales para las personas que trabajen en grupos de más de 20 personas.

En Fiji la vacunación es obligatoria para todos los trabajadores del sector público y privado. Los empleados públicos que no hayan recibido la primera dosis antes del 15 de agosto deberán tomarse licencia y, en caso de no tener el esquema de vacunación completo antes del 1 de noviembre, podrían ser despedidos. Los trabajadores del ámbito privado, en tanto, deberán tener la primera inyección antes del 1 de agosto, con riesgo de multas para las empresas que incumplan.

Países donde ya es obligatoria la vacuna COVID

Indonesia, Tayikistán y Turkmenistán y el Estado del Vaticano están a la cabeza de la vacunación obligatoria en el mundo. Indonesia fue pionera, cuando desde febrero, el Gobierno federal instauró la vacunación obligatoria, con amenazas de multas o cortes de servicios públicos a las personas que se nieguen a recibir la inoculación. Si bien todavía no están disponibles en forma masiva las vacunas para toda la población, la medida busca evitar el rechazo a las inyecciones.

El sábado 3 de julio, Tayikistán fue taxativo al anunciar la vacunación obligatoria de toda la población adulta (mayores de 18 años), aunque las autoridades no explicaron cómo harán cumplir el mandato en un país con una campaña de vacunación muy demorada. Turkmenistán se sumó el 7 de julio, al disponer la vacunación obligatoria de todos los mayores de 18 años, con excepciones para aquellas personas que presenten contraindicaciones médicas a la vacunación.

En una situación similar está el Vaticano. Desde febrero, la ciudad-estado ha establecido posibles sanciones a empleados que rechacen la vacunación sin motivos de salud comprobables, incluyendo el despido. Una medida criticada, a la que el gobierno de la Santa Sede tuvo que salir a matizar, aclarando que el decreto buscaba un balance entre la protección de la salud y el respeto a la libertad de elección individual.

Pocas horas después de que Francia y Grecia anunciaran la obligatoriedad de la vacuna en el personal sanitario y otras medidas restrictivas a futuro, Alemania se manifestó una clara oposición a esa posibilidad. “No tenemos la intención de seguir el camino que Francia ha propuesto. Ya dijimos que en Alemania no habrá obligación de vacunarse”, dijo la canciller Angela Merkel.

El motivo es, entre otros, que en Alemania sería casi imposible imponer una obligación de vacunación. El derecho a la integridad física está anclado en la Constitución. Sin embargo, hay excepciones. Por ejemplo, antes del ingreso al jardín de infantes y a la escuela, los niños deben estar vacunados contra el sarampión, y los padres deben poder certificarlo.

Controversia en Estados Unidos

Hacer obligatoria una vacunas para COVID-19 utilizada aprobada con carácter de emergencia (EUA) es legal y éticamente problemático. La ley que autoriza a la FDA a emitir EUA requiere que el secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) especifique si las personas pueden rechazar la vacuna y las consecuencias de la negativa.

“Los mandatos de vacunas no están justificados porque un EUA requiere menos datos de seguridad y eficacia que la aprobación completa de la Solicitud de Licencia Biológica (BLA). Es probable que las personas también desconfíen de los mandatos de vacunas bajo uso de emergencia, viéndolos como una investigación médica en curso”, explican expertos en un paper publicado en la revista JAMA.

Una vez que las vacunas contra el SARS-CoV-2 reciben una BLA, los responsables de la formulación de políticas deben determinar a qué personas, si corresponde, se debe aplicar la obligatoriedad de recibirlas. Los mandatos de vacunación podrían imponerse en múltiples sectores, cada uno con sus propias consideraciones legales y éticas.

Desde Jacobson v Massachusetts (1905), el poder judicial ha defendido constantemente los mandatos de vacunación. Todos los estados exigen vacunas infantiles como condición para el ingreso a la escuela, que se ha demostrado que mantienen una alta cobertura y previenen enfermedades prevenibles con vacunas.

Todos los estados otorgan exenciones por causa médica; 45 estados y Washington DC otorgan exenciones religiosas y 15 estados también permiten exenciones filosóficas. Las exenciones de vacunas a menudo se agrupan geográfica y socialmente y están asociadas con un mayor riesgo de brotes.

El fortalecimiento del rigor del proceso de solicitud y aplicación de las excepciones están asociados con mejores tasas de vacunación. Los mandatos de vacunas para adultos son raros, pero al menos 16 estados requieren vacunas contra la influenza o la hepatitis B para la educación postsecundaria. Dada la rareza de los mandatos para adultos, es poco probable que los estados promulguen las vacunas COVID-19 obligatorias para la población adulta, especialmente en ausencia de datos de seguridad a largo plazo.