México, el nuevo circo… Gustavo Tovar-Arroyo

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Oscurantismo
Todo lo que haga Jorge Rodríguez, sin excepción, es mal intencionado y perverso. Es un patrón universal, cuando un psiquiatra ha llegado al poder desde finales del siglo XVIII cuando surgió esta práctica muchas veces oscurantista, las naciones y el mundo general se deterioró y enloqueció. Doquiera que un psiquiatra se instaló en una élite de gobierno creó una tiranía.
Alemania (nazi), Italia (fascista), Unión Soviética (comunista) o la Venezuela (chavista), cada ejemplo ha sido una calamidad a su manera.
Jorge Rodríguez es creador de fracasos.

Frustración
El enésimo diálogo que ha propiciado o en el que ha participado Jorge Rodríguez será una nueva desgracia de pérdida de tiempo y frustración. El tiempo lo pierde y sufre el pueblo de Venezuela, lo gana la tiranía. Su estrategia es clara, la hiena Jorgito sonreirá mientras engañé a una inocente oposición que participará en el circo al tiempo que en Venezuela la población muere de hambre.
Les pasó con Gaviria, con el Vaticano, con Zapatero, con Noruega, en Barbados, República Dominicana, y ahora México no será la excepción.
Nuestra tragedia somos nosotros mismos.

Maldad
La siniestra maestría de Jorgito para engañar fue bien aprendida de la oscuridad que encarnaba su maestro José Vicente Rangel, otra maldad ambulante que causó todo tipo de daño a Venezuela. Para “negociar” con él –con la hiena Rodríguez– debemos saber que todo lo que dice y propone es mentira, siempre esconde una encubierta urgencia por aplastar a su semejante.
Nuestra fatalidad es que mientras el chavismo envía a su personaje más vil a negociar, la oposición envía a los más cohibidos.
Nuestra desventaja es existencial.

Desigualdad
Una “negociación” será creíble cuando María Corina o Ledezma estén en la mesa, su comprobada solvencia moral e intelectual, su coherencia y la fuerza de sus argumentos exigirían por parte de la tiranía más y mejores resultados. Mientras ellos no estén en una mesa de diálogo no habrá nunca adelantos y la trampa es que lo que llaman el G-4 (la representación del cogollo opositor) prefieren la comodidad a la libertad.
No sólo negociamos en desigualdad de condiciones, además lo hacemos de manera melindrosa y frágil. Sin coraje del lado de nuestra mesa no habrá adelanto.
¿Seguimos esperando la perfección del tiempo de Dios?

Perjuicio
En la nueva versión del circo macabro negociador en México –la versión “mezcal” (delirante e insustancial)–, la diferencia es la participación de los Estados Unidos que entiende el perjuicio que significa el chavismo para la región. Está harto y sabe que es un tema de seguridad. La administración Biden no está jugando, agotan la vía diplomática, preparan otras vías. Es obvio.
Por primera vez los desaciertos de la oposición no son el escollo a superar, por primera vez lo que diga o deje de decir la hiena Rodríguez no marcará la agenda de la intervención.
La intervención ya comenzó, está activa.
El tiempo es otro…

Apatía
En México, los mariachis del circo venezolano mostrarán sus mejores galas y malabares, ofrecerán su repertorio –otra vez– de lamentos y rectificaciones que nunca se darán y volverán a engañar a una población que ya no siente nada, que está apática (la política la ha desahuciado). El anfitrión vive su propia ficción y sentirá que alcanza un tratado de paz, no sabe que es promotor de un nuevo fiasco.
La hiena Jorge Rodríguez se frotará las manos. El eterno retorno al hambre y la enfermedad es ineludible.
Nuestra tragedia somos nosotros mismos.