Sucede que durante los años 80, Zaborney, psicólogo de la Universidad de Michigan con maestría en la Universidad de Boston, consideraba que las personas poseían mucho estrés por el día a día. Entre las soluciones que se le ocurrió surgió el abrazar con mayor frecuencia, incluso creando un día especial para ello. Así lo reseñó El Comercio.
De este modo, en 1986, cuando a la empresa Chase se le encargó distribuir su calendario de eventos anuales, el psicólogo logró que este incluyera la fecha en cuestión como una celebración nacional, la misma que no tardaría en cobrar relevancia en otros países.
¿Cómo explicar su trascendencia? En principio, por los beneficios que un abrazo posee. Aporta seguridad a quienes son parte de él, sobre todo en bebés, entregándoles la confianza necesaria. Sumado a ello, el placer de generar dopamina y serotonina que el cerebro segrega; con ello se reduce el estrés e incrementa la calma.
Cubrir las necesidades afectivas, el permitirnos funcionar de una mejor manera al sentirnos más felices y, sin duda, un ejercicio para combatir la timidez destacan entre sus aspectos positivos. Incluso la disminución de la presión arterial, en casos de ser necesario, es otro de sus efectos que podrían salvar vidas.