Dos décadas de restricciones: más de 400 medios de comunicación cerrados en Venezuela

0
390

La forma en que las familias venezolanas consumen noticias ha experimentado un cambio significativo en los últimos años. Ya no se sientan frente al televisor ni van a los kioscos a comprar periódicos. La cultura informativa ha migrado a las redes sociales, lo que ha llevado a una disminución considerable del número de medios de comunicación en el país. En los últimos 20 años, más de 400 medios han cerrado.

La presión gubernamental, la revocación de concesiones y la negativa del gobierno a vender papel a los periódicos son las principales razones detrás de este fenómeno. En Venezuela, el Estado controla el espectro radioeléctrico, así como la venta y suministro de papel para las imprentas. Esto ha llevado a que solo queden 879 medios en el país.

Estos datos provienen de un informe reciente de la organización Espacio Público, que ha estado documentando los abusos a la libertad de expresión en Venezuela, un país donde esta libertad está cada vez más limitada, al igual que en Cuba y Nicaragua.

El informe destaca que los obstáculos a la labor periodística no solo se encuentran en las instituciones públicas, sino también en estaciones de servicio, lugares turísticos y durante la cobertura de protestas ciudadanas u otros eventos noticiosos que involucren a los cuerpos de seguridad del Estado.

Un ejemplo destacado de esta situación es el caso del diario El Nacional, que este año celebra su aniversario número 81, pero que se encuentra sin papel, sin sede y con bloqueos intensos en su sitio web. Para acceder a las noticias de este diario, los venezolanos deben descargar una VPN, ya que de lo contrario no pueden ingresar a la página.

A pesar de la asfixia, la disminución de personal en su redacción y las constantes amenazas, el director de El Nacional, Miguel Henrique Otero, ha reiterado que seguirán haciendo periodismo y que regresarán cuando haya democracia en el país.

La situación de los medios de comunicación en Venezuela es sumamente restrictiva. Por ejemplo, cualquier medio que diera participación a María Corina Machado, quien participaba en las elecciones internas de la oposición, podía enfrentar una gran presión, según explica Carlos Correa, director de la ONG Espacio Público.

En el país existen alrededor de 100 portales de noticias que son la principal fuente de información de calidad y periodismo independiente, pero la mitad de ellos están bloqueados, destaca Correa.

La situación se agrava aún más porque no solo se limita la libertad de expresión, sino que también hay cada vez menos oportunidades laborales en el campo de los medios de comunicación. En comparación, en Colombia se contabilizaban alrededor de 306 medios de comunicación nativos en redes hasta 2021.

Según el mapeo de Espacio Público en 2023, en Venezuela existen al menos 879 medios e iniciativas comunicacionales en funcionamiento, de los cuales el 56% son de formato tradicional, como radio, prensa e televisión.

En cuanto a la línea editorial de los medios tradicionales, el 21% se considera progubernamental, mientras que el 8% se autodenomina prooposición.

La falta de papel ha llevado al cierre de numerosos medios de comunicación en Venezuela. Heberlizeth Gonzáles, una periodista radicada en Valencia, relata cómo el periódico para el que trabajaba cesó sus operaciones en 2015 debido a la falta de papel. Actualmente, Gonzáles lleva información a través de sus redes sociales e intenta lanzar un sitio web, pero sin patrocinio se enfrenta a dificultades.

Venezuela se está convirtiendo en uno de los países con menos garantías para el ejercicio del periodismo, lamenta Correa.

En las universidades, los estudiantes de periodismo no tienen acceso a periódicos ni ven televisión, ya que solo existen cuatro canales informativos, dos de ellos oficialistas y los otros dos limitados a noticias que no afecten al gobierno.

La Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sostiene que el bloqueo de páginas web y otras medidas aplicadas por el Estado para contrarrestar la desinformación son extremas y desproporcionadas. Estas medidas solo se admiten cuando están estipuladas por ley y son necesarias para garantizar o proteger un derecho humano. Sin embargo, en Venezuela no se cumple con este criterio.

En conclusión, si se mantiene la lógica de un gobierno autoritario, es difícil imaginar un futuro prometedor para el periodismo en Venezuela. Sin embargo, si se logra un cambio, seguirá siendo un desafío mantener informada a la sociedad venezolana, advierte Correa.