La pandemia por la COVID-19 en Venezuela ha dejado en mayor evidencia las costuras rotas del sistema de salud pública nacional y ello se observa, entre otras cosas en la falta de Equipos de Protección Personal para los trabajadores de la salud y de servicios públicos en los centros hospitalarios del país. Es por ello que la presidenta del Colegio de Enfermeras de Caracas, Ana Contreras, considera que “ejercer la profesión de la enfermería en Venezuela es un suicidio.
Katherine A. Nieto / IMP
Actualmente Caracas, Distrito Capital, es la entidad con más casos positivos de COVID-19 en el país (5.015 casos) y mientras esa cifra aumenta, más del 60% de los hospitales de Venezuela no tienen agua, según informó Contreras en rueda de prensa este miércoles, quien calificó el hecho como inaceptable.
“Bajo esa circunstancias nosotros realizamos nuestras actividades, somos soldados contra un enemigo invisible sin los equipos necesarios”, dijo la activista, quien lamentó las muertes del personal médico que continúan registrandose en el país y apuntó que siete enfermeras han fallecido, y que el gremio de la salud ha perdido 38 profesionales de la salud. “Somos el primer país de América Latina con estas cifras” expresó.
No se están haciendo las pruebas requeridas
Contreras también apuntó que a los enfermeros no se le están realizando las pruebas requeridas cada cierto tiempo para determinar si están contagiados y no afectar a los pacientes, ni a sus propios familiares.
“De acuerdo a informaciones el 80% de la población podrían quedar contagiados, así sea con condición de asintomáticos”, dijo la enfermera, al tiempo que expuso la necesidad de que se apoye al gremio, pues además de no tener cómo alimentar a sus familias, se están exponiendo a diario. “A los gerentes que están en los hospitales, no es momento de guardar los equipos, es momento de atender esta situación”, expresó.
Además alertó que dentro de los hospitales siguen muriendo personas y las respuestas de los entes gubernamentales no son suficientes, pues un cadaver puede durar hasta 48 horas en un centro de salud.