“EL NERÓN DE NICARAGUA” Carta abierta de Leocenis García a Daniel Ortega

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Le deseo que la Misericordia Divina obre en su vida.

Lo necesitará.

Lo que usted hace hoy con la Iglesia Católica en Nicaragua, me recuerda, las actuaciones de los bolcheviques contra la Iglesia Ortodoxa, quienes saquearon los templos, mientras que los sacerdotes que se resistieron activamente al saqueo de las iglesias, fueron detenidos por los agentes de seguridad ,los acusaron de actividad contrarrevolucionaria, propaganda antisoviética, los torturaron y los sometieron a represalias.

Más de mil sacerdotes sufrieron a principios de la década de 1920, entre ellos importantes obispos de Moscú y Petrogrado.

La verdad nada me sorprende de usted, que siempre ha tenido una mezcla de autoritarismo neo sovietico, y ausencia del sentido del ridiculo.

La bochornosa pancarta que usted hizo poner en el Aeropuerto de Managua “Bienvenido a la Nicaragua libre gracias a Dios y a la revolución”, haciendo alusión al Papa Juan Pablo II, hablaron en aquella época de su fanatismo ideológico y su ausencia de carácter de estadista.

Con mucha razón el gran Cardenal Miguel Obando, durante la bienvenida al Papa Juan Pablo II comparó su llegada a Nicaragua con la visita que hizo Juan XXIII a una cárcel de Roma.

Aunque a usted debió chocarle esa comparación de Nicaragua con una cárcel, seguramente más le chocó el aplauso de toda la Plaza.

Ese día la revolución sandinista se venía abajo por todo lo que estaba diciéndole el Papa a la multitud.

Había grupos de feligreses que durante la homilía gritaban vivas al Cardenal Obando y al Papa. Entonces su régimen puso a trabajar a sus seguidores y en medio de la misa y el discurso del Papa, empezaron a vociferar con consignas revolucionarias y atacando al Pontífice.

Un espectáculo bochornoso.

Años después cuando usted señor Ortega estaba fuera de el poder, Su Santidad el Papa Juan Pablo II ofreció una misa campal en la Plaza la Fe y dijo durante la homilía: “recuerdo la celebración de hace 13 años. Tenía lugar en tinieblas. En una gran noche oscura. Hoy se ha tenido la misma celebración eucarística al sol”

Esa hora oscura ha regresado.

Usted se cree hoy muy poderoso. Una suerte de Lucifer – el aspecto le ayuda, honestamente- dispuesto a herir a la Santa Iglesia, acusando a sus sacerdotes de crímenes que no han cometido, profanando procesiones, encarcelando obispos.

Fíjese, señor Ortega no se consuele con sus propios aplausos ni se haga ilusiones con la algarabía tumultuaria con la cual hoy sus ve, corre y dile, le están cortejando.

No se confíe en su poder ni crea que el uso abusivo que usted hace de él vence y convence. Llegará el día – muy pronto- que para su vergüenza se hagan patentes y evidentes sus abusos contra la Iglesia Católica, y los pueblos libres del mundo no estarán dispuestos a seguir soportándolo.

Nerón, ya ve cómo terminó.

Los mismos que hoy lo aplauden señor Ortega, lo maldecirán. Siempre ha sido y así, y así será.

Concluyó esta carta invocando sobre Nicaragua, el poder de Jesucristo que el Papa Juan Pablo II en su carta Redentor Hominis bien precisó es “ el señor de los cosmos y la historia, a él se vuelve mi mirada en esta hora que vive la Iglesia”

Leocenis García