En 2015, Bill Gates advirtió sobre una pandemia similar a la que enfrentamos actualmente con el virus SARS-CoV-2, sin ser creído por muchos. En su carta anual de fin de año, el cofundador de Microsoft y filántropo aborda la aceleración de la Inteligencia Artificial (IA) y su potencial para transformar diversas áreas de la sociedad.
Gates señala que la IA está al borde de impulsar descubrimientos a un ritmo sin precedentes, destacando su papel en la mejora de la educación física y mental en 2023. En marzo, anticipó que herramientas como ChatGPT cambiarían radicalmente la forma en que las personas aprenden, viajan y acceden a la atención médica.
El visionario empresario proyecta que en los próximos 5 o 10 años, la IA automatizará muchas actividades cotidianas, generando emociones mixtas de emoción y confusión. Advierte que aquellos que aún no han descubierto cómo aprovechar al máximo la IA no están solos, ilustrando con su propia experiencia en la preparación de revisiones estratégicas.
A pesar de los desafíos, Gates mantiene un optimismo firme hacia el futuro, destacando los notables avances en áreas como Alzheimer, obesidad y anemia falciforme. Su carta aborda temas sensibles como embarazos de alto riesgo y VIH, destacando el papel de la IA en la identificación de riesgos y la presencia de ‘chatbots’ para evaluar el riesgo de VIH de manera imparcial.
En un tono conservador, Gates sugiere que en países de altos ingresos, como Estados Unidos, la adopción significativa de la IA podría ocurrir en 18-24 meses, mientras que en países en desarrollo, especialmente en África, podría llevar hasta tres años.
La carta concluye con la reflexión de Gates sobre el uso de su riqueza para beneficiar a la mayoría. Enfrentando dilemas éticos, recurre a sus colegas, familiares y amigos para obtener perspectivas, claridad moral y datos necesarios para tomar decisiones impactantes.