Con Tomás Guanipa como candidato de la tarjeta de la Unidad para la Alcaldía de Caracas quedó el sabor de boca de que una renovación política era posible, con Roberto Patiño como figura. Las encuestas y la calle hablan, pero el reto opositor ya no es tanto definir un nombre sino enfrentarse a la fortaleza del chavismo, invicto durante dos décadas en esa jurisdicción
Víctor Amaya|@victoramaya – TalCual
Tomás Guanipa no llega a los 50 años, pero el contraste con Roberto Patiño (32) lo ubicó dentro de la noción de «vieja política». Fue una de los tantos señalamientos que se hicieron en redes y otros espacios a la confirmación de que el secretario general de Primero Justicia fue seleccionado como el candidato de la Unidad opositora, con la tarjeta de «la manito», en el municipio Libertador de Caracas luego de que Patiño, Goyo Cáribas (UNT) y Carlos Prosperi (AD) declinaran sus aspiraciones.
Hubo revuelo especialmente entre quienes vieron en el fundador de Mi Convive y Alimenta La Solidaridad a una figura de renovación pero también de síntesis del descontento con quienes han liderado hasta ahora a la oposición venezolana.
«Patiño debía ser el candidato porque es un rostro nuevo, joven, con ideas frescas, sin vicios políticos. Además, tiene acumulados años de trabajo social en sectores populares de Caracas. Guanipa es más de lo mismo, al menos yo no lo he visto caminando por los barrios, creo que ni estaba en el país», opina Carlos Ibarra, desde San Bernardino.
José Romero, de La Vega, defiende que Patiño tiene gestión comunitaria y respaldo de la gente. «Con los mismos políticos de siempre el resultado será siempre el que ya conocemos y peor. Era de esperarse», dice resignado.
Algunas personas de los sectores donde el trabajo social de Alimenta La Solidaridad es conocido tienen claro a quién apoyaban. «Estábamos buscando un cambio, y lo vimos con Roberto porque pateó las comunidades», dice una María desde un comedor en La Vega. «Yo estoy decepcionada, porque a pesar de su gran trabajo apareció este otro señor. Sentimos que hubo un quítate para ponerme yo», completa una compañera.
En redes sociales el asunto fue peor. La noción del «paracaidista» que fue «impuesto» por cogollos partidistas se hizo viral cuando el propio Roberto Patiño confirmó que Guanipa sería el abanderado. Algunos lo confundieron con su hermano Juan Pablo, quien compitió y ganó la gobernación de Zulia en 2017 y no se juramentó.
Tomás hace política en Caracas hace más de un lustro. En 2015 encabezó las candidaturas de la MUD en las parlamentarias, cuya lista arrasó en votos, y se perfilaba como el candidato a la alcaldía para 2017, a las que finalmente los partidos opositores no concurrieron.
La decisión de G4 se hizo por acuerdo político, pero no se dejaron de ver encuestas aunque no fuera el elemento determinante. Los estudios fueron hechos por varias firmas, incluyendo a Datanálisis y More Consulting, y con campo la primera semana de septiembre. La primera reveló ventaja de Guanipa, gracias a el respaldo del votante opositor, con hasta 10 puntos de preferencias sobre Patiño, dejando a Antonio Ecarri en un tercer lugar.
La de More Consulting también deja bien parado a Guanipa, superando a Meléndez y a Ecarri, a diferencia de Patiño. En ningún caso se muestra una lámina que confronte directamente al secretario general de PJ con el fundador de Alimenta La Solidaridad.
En todos los casos son números de un momento, el tiempo en que se hizo la encuesta. Estudios anteriores a ese, como uno de Consultores 21 fechado con campo el 6 de agosto, ponía a Roberto Patiño muy por encima de Tomás Guanipa además por mención espontánea y no sugerida o inducida.
Ante la pregunta «qué persona cree usted que podría ser candidato y un buen alcalde en Libertador», el de Alimenta La Solidaridad aparecía en segundo lugar con 13% -sin haber hecho campaña-, tan solo por detrás de Carmen Meléndez (19%), mientras el secretario general de PJ quedaba en un distante penúltimo lugar con apenas 2%. Eso fue antes de que el entonces embajador en Colombia regresara a Venezuela el 19 de agosto y comenzara a tener actividad proselitista acompañado por la estructura de su partido.
Encuesta Libertador agosto 2021 Caracas
Pero la diatriba por la candidatura pudiera tener menos que ver con nombres y números de sondeos y más con percepciones, con enviar un mensaje, con diseñar una propuesta distinta. El politólogo Pablo Andrés Quintero apunta que la imagen de Patiño es de «renovación política necesaria».
Cree que la oposición perdió la oportunidad de tener en la capital un candidato enmarcado en una narrativa de frescura, «que hoy en día con tan poca credibilidad que tienen los partidos es lo adecuado». Contrasta el caso con el municipio Sucre de Miranda, donde se acordó inscribir a Andrés Schloeter, «que tiene características similares». La diferencia es que él sí fue concejal y ha hecho política dentro del partido. En cambio Patiño no es un hombre de partido».
El analista valora la estructura organizada que Patiño ha logrado construir a través de su trabajo comunitario, pero reconoce que los partidos «tienen sus mecanismos para escoger candidatos. Yo espero que esa haya sido una decisión estratégica, basada en elementos tangibles más allá de un olfato político que dicen tener».
Quintero aclara, no obstante, que esta discusión no permea aguas abajo. «Creo que la gente sabe quién es Tomás Guanipa, reconoce su liderazgo nacional, mediático. Ahora, ¿eso le dará el voto? Esa es la pregunta. En las calles la gente no está enterada de esto, quizá la militancia y los que son muy politizados nada más». Y sobre el asfalto parece confirmarse tal lectura.
¿Cuáles candidatos?
José Urbina vive en El Paraíso y no tiene empacho en admitir que no sabe quiénes son los candidatos. «Me informaré y votaré por el de la oposición, sea quien sea. Lo que sea es mejor que esta gente que lo que ha hecho es acabar con el país».
Ana Carillo, en Propatria, lo acompaña: «Yo soy de las que si no trabaja no come y tampoco sé quiénes son los candidatos, pero si decido ir a votar lo haré por el de la oposición». En San José de Cotiza, Magaly Rangel afirma desconocer a los aspirantes «ni qué es lo que proponen, pero voy a esperar a ver qué dicen». Y José Pérez en la avenida Baralt suelta que «voy a votar por el que sea que no tenga que ver con Maduro, ni el chavismo», aun cuando no ubica ningún nombre.
Lejos de las zonas donde Alimenta La Solidaridad tiene impacto social, es el secretario general de PJ quien tiene mayor nivel de conocimiento. «¿Quién es el Patiño ese? No lo conozco. Tomás Guanipa sí sé quién es, pero igual no voy a ir a votar», dice Juan Carpavires, El Junquito.
Marialbert Barrios ha hecho recorridos de campaña en 2021, y fue electa como diputada por Catia, La Pastora y El Junquito en 2015. Ello le permite afirmar que «en Twitter se habla más de política que de los problemas de la gente en la calle. Lo que nos dicen es que estamos cansados del tema del agua, de que la vida se hace más cara, y que a estos hay que sacarlos con votos. Eso sí, la gente pide mucha unidad».
Afirma que la discusión tuitera sobre Guanipa y Patiño no sale de allí. «La gente está pendiente de cuándo le llega el agua, dónde compra más barato, y no del debate de la comidilla política». Incluso va más allá y afirma que al abanderado de la MUD «la gente no le para si estuvo aquí o no (exiliado en Colombia), y ya él fue candidato en Caracas para diputado».
El politólogo Juan Manuel Trak dijo a TalCual que «los partidos que imponen candidaturas de sus dirigentes nacionales, que han llevado mucho tiempo en el exilio, parecen tomar decisiones contraproducentes de cara a la visión que tienen los ciudadanos y votantes sobre los partidos políticos», y agrega que tales anuncios «va por fuera de lo que se puede ver que ocurre en las bases o el trabajo político que hacen algunos de los dirigentes más jóvenes o más pegados a tierra».
Pero Marialbert Barrios sostiene que en la calle hay otra visión. «Allí hay una reserva de liderazgos. El de Roberto en Caracas es indiscutible, pero lo que saben los militantes y los ciudadanos activos es que el candidato tenía que ser por la Unidad, y así se ha manejado». Añade que incluso dentro de su partido el debate que llevó más tiempo fue el de participar o no y que las decisiones siguieron los mecanismos de democracia partidista. «Yo lamento que se hagan ver las cosas de otra manera. La dinámica interna se ha mantenido con disciplina por consenso».
Pablo Quintero recuerda la declaración de PJ anunciando que quería participar del 21 de noviembre «que mostró a la estructura, con sus dirigentes, y en esa mesa no estaba Patiño, no participó par hablar de Caracas, no figuró como vocero ni como figura». A su juicio, finalmente la candidatura revela una decisión de partido, «donde sabemos que hay grupos, facciones, cogollos. Patiño pudiéramos decir que es una cuta de (Henrique) Capriles», pero no consiguió el apoyo del resto de la estructura aurinegra frente al secretario general «que es como el comandante de la militancia».
Más allá de la candidatura
Si hay una cosa que está clara es que el trabajo político y el social tendrá mayor impacto si va acompañado, y no de manera circunstancial. «Los políticos han cometido el error de movilizar a la gente solo cuando hay elecciones. Por eso el ciudadano de los sectores populares de Caracas no está conectado con el debate político. Por ejemplo, Roberto Patiño deberá continuar haciendo política, fortalecer su equipo, porque la política no se acaba si no eres candidato», opina el politólogo Pablo Andrés Quintero.
A su juicio, incluso habría que ver el trabajo que hacen otros dirigentes como Antonio Ecarri, que ha desarrollado una red de Casas del Lápiz con trabajo comunitario y formativo sobre el cual asienta su propuesta como candidato a alcalde que gira en torno a la educación. «Eso le da una imagen diferente al resto».
Patiño ya ha dicho que seguirá movilizando a las comunidades, apuntando un camino de crecimiento como dirigente para próximos escenarios. Y para la discusión sobre una candidatura de la MUD no se incluyó a Ecarri, algo que han reclamado varios partidos que forman parte de la coalición, incluyendo el suyo Alianza Lápiz -apuntando un «secuestro» de la tarjeta por l¿parte del G4-, mientras el candidato insiste desde julio pasado en que su opción es la de mayor posibilidad de triunfo y renovación.
Para Marialbert Barrios el reto está en volver a movilizar a la gente para que el voto sea una expresión de protesta. «Hay que ver esto con mucha franqueza, pasó mucho tiempo sin poder activar los mecanismos que mueven las calles», admite. Y Quintero remata: «quizá habría que mirar más el terreno del chavismo». El politólogo recuerda que el PSUV nunca ha perdido la Alcaldía de Caracas e histporicamente ha jugado con ventaja, desde puntos rojos y movilización con recursos públicos hasta intimidación a electores y testigos, en una jurisdicción donde la autodefinición política no es como en el este de Caracas.
En cualquier caso, habría que volver a las consideraciones de Juan Manuel Trak cuando afirma que «hay que tratar de identificar los liderazgos que resuenan en el conjunto de la sociedad venezolana, quiénes tienen el potencial de retomar la bandera de lucha por el rescate de la democracia y ver quién no tiene tanta capacidad de arrastrar, que pueden seguir haciendo trabajo político, pero no puedan ser la línea frontal o visible de cara a los procesos locales».
Después de todo, quien logre movilizar e inspirar podrá romper otra histórica fortaleza electoral chavista, el miedo. Como el de Ana López, que le dice a TalCual que ella sí sabe quiénes son los candidatos «y aunque me gustaría votar por el Guanipa ese, tengo que votar por Carmen Meléndez porque soy empleada de un ministerio y es lo que me toca hacer».