Los incendios forestales en la Amazonía brasileña aumentaron significativamente el mes pasado, con un incremento del 52,3% en comparación con agosto. Según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), se registraron 26.452 incendios en septiembre, la cifra más alta para un mes en el último año. Esto representa casi la mitad de los incendios registrados en los primeros nueve meses del año. La sequía severa que afecta a la región amazónica ha contribuido a esta situación, amenazando con convertirse en una sequía histórica.
La sequía actual ha llevado a una disminución en el nivel de agua de los ríos amazónicos, lo que ha dificultado la navegación, la pesca y la agricultura. Además, numerosos municipios se encuentran en estado de alerta debido a la escasez de agua, alimentos y combustibles. El Centro de Monitoreo de Alertas y Desastres Naturales (Cemaden) ha advertido que esta sequía podría extenderse hasta enero y ser aún más severa que las sequías anteriores debido al fenómeno de El Niño.
A pesar de esta situación, el número de incendios en septiembre fue un 35,9% menor que en el mismo mes del año pasado. Esto se debe a los esfuerzos del Gobierno para detener la deforestación de la Amazonía. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha implementado medidas para preservar el bioma, incluyendo la creación de territorios indígenas y reservas ambientales. Estas medidas han dado resultados positivos, ya que la deforestación se redujo en un 42% en los primeros siete meses de este año en comparación con el mismo período del año pasado.
Durante el Gobierno de Jair Bolsonaro, la deforestación de la Amazonía alcanzó niveles históricos debido a su apoyo a la explotación económica de la selva, incluso en las reservas indígenas. Sin embargo, las acciones tomadas por el Gobierno actual han logrado revertir esta tendencia y proteger este importante ecosistema. A pesar de esto, es necesario seguir trabajando para preservar la Amazonía y enfrentar los desafíos causados por la sequía y el cambio climático.