Maduro espera que su reunión con el presidente de Guyana sea un «punto de partida» para el retorno del diálogo

0
483

Nicolás Maduro expresó su esperanza de que la reunión que se llevará a cabo el jueves en San Vicente y las Granadinas con el presidente de Guyana, Irfaan Ali, sea el punto de partida para retomar las negociaciones que se han visto interrumpidas en los últimos años. En una carta dirigida al primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Maduro acogió con beneplácito la iniciativa de la reunión auspiciada por el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, y manifestó su deseo de que sea el inicio de conversaciones directas con Guyana.

El gobierno venezolano anunció el sábado que se habían llevado a cabo conversaciones telefónicas con el primer ministro de San Vicente y las Granadinas y el presidente de Brasil, en las cuales se propuso la realización de una reunión de alto nivel con Guyana.

En su carta, Maduro señaló que esta reunión será una oportunidad para abordar los elementos que han agravado la controversia en los últimos años, como la actitud arrogante e ilegal de la empresa petrolera estadounidense ExxonMobil, que ha obtenido concesiones petroleras en una zona marítima sin demarcar. Asimismo, expresó su deseo de discutir las amenazas a la paz y la estabilidad de la región, como la presencia del Comando Sur de Estados Unidos en el territorio en disputa.

Maduro, quien ha moderado su discurso en comparación con la semana pasada, cuando presentó planes unilaterales para desarrollar la zona en disputa, afirmó estar plenamente comprometido con el diálogo para restablecer los principios fundamentales de la convivencia pacífica.

En este sentido, Venezuela estableció la Alta Comisión para la Defensa de la Guayana Esequiba, la cual elaborará la propuesta que Maduro presentará en su reunión con Ali.

La controversia se intensificó después de que Venezuela aprobara, en un referéndum unilateral el 3 de diciembre, la anexión de la Guayana Esequiba. Como resultado, el gobierno de Maduro ordenó el despliegue de una división militar cerca del área disputada, aunque por el momento no se han registrado incursiones, así como la designación de una autoridad única para administrar la zona y la construcción de 120,000 viviendas.