La selva del Darién, frontera natural entre Panamá y Colombia, ha sido cruzada por un número récord de 196.370 migrantes irregulares en el primer semestre de este año, casi cuadruplicando la cifra del mismo período en 2022, según datos oficiales panameños.
Con información de El Nacional
El mes de abril registró la mayor cantidad de viajeros entrando a Panamá a través de la selva, con un total de 40.297 personas, lo que representa 6,5 veces más que el mismo mes del año anterior.
De estos migrantes, un porcentaje significativo corresponde a ciudadanos venezolanos, quienes representan el 51% del total, con un total de 100.514 personas. Les siguen en número los haitianos (33.074), ecuatorianos (25.105), ciudadanos de 23 países africanos (6.420), chilenos (4.964) y colombianos (3.579).
A partir del 11 de mayo, Estados Unidos implementó nuevas restricciones migratorias al finalizar el Título 42 y aplicar en su lugar el Título 8, junto con otras medidas que restringen el acceso al asilo en su frontera sur con México. Estas medidas han contribuido al incremento del flujo migratorio en la región.
Ante este escenario, Panamá ha establecido estaciones migratorias cerca de sus fronteras con Colombia y Costa Rica para recibir y brindar asistencia a los migrantes irregulares que se dirigen hacia Norteamérica. Estas estaciones ofrecen atención sanitaria y alimentación, y son operadas en colaboración con una docena de organismos internacionales.
Sin embargo, la travesía a través de la selva del Darién presenta numerosos peligros, tanto por las condiciones inhóspitas del entorno salvaje como por la presencia de grupos criminales. Se han reportado casos de muertes, violaciones, asaltos y suicidios en esta ruta migratoria.
La situación es aún más preocupante cuando se considera el elevado número de menores que atraviesan la selva. Según Unicef, entre enero y abril de este año, más de 25.000 menores realizaron esta travesía, marcando un incremento significativo en comparación con el mismo período del año anterior.
El flujo migratorio sin precedentes en el continente americano se debe a diversos factores, como crisis económicas, políticas, violencia y los efectos del cambio climático. Expertos internacionales señalan que el tráfico de personas se ha convertido en el negocio ilegal más lucrativo en la actualidad.