Nuevas protestas por la falta de gasolina y el racionamiento en distintas ciudades de Venezuela

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A lo largo del día se han registrado numerosas manifestaciones contra las medidas del régimen de Nicolás Maduro sobre la distribución de la escasa gasolina disponible en el país con mayores reservas petroleras del mundo. En qué consiste el nuevo sistema implementado por el chavismo, que ya muestra sus fallas

Infobae

Cientos de venezolanos volvieron a salir a las calles este miércoles para protestar con la continua escasez de gasolina que tiene lugar en el país caribeño, que cuenta con las mayores reservas conocidas de petróleo a nivel global.

Las manifestaciones ahora apuntan al nuevo sistema de racionamiento diseñado por la dictadura de Nicolás Maduro, que busca distribuir el escaso combustible obtenido del régimen iraní, y cuyas fallas se presentaron inmediatamente.

Este miércoles, se registran protestas en Caracas, Lara, Barquisimeto, Anzoátegui y Mérida, entre otros puntos del país.

El diputado opositor Daniel Antequera informó que cientos de personas “que llevan dos días de cola para surtir gasolina cortan la Intercomunal Cabudare/Barquisimeto”. “La soberbia de quienes están en el poder no conoce el dolor de los venezolanos”, manifestó.

En tanto, en Falcón, la gente cortó la entrada Punto Fijo. Allí se reportó que distintos usuarios denunciaron que solamente los funcionarios del régimen tuvieron acceso a la gasolina que llegó. “Hay para todos o no hay para nadie”, expresaron los manifestantes indignados.

Esas personas acudieron a las estaciones de servicio este miércoles porque el sistema del régimen se basa en un racionamiento diario basado en el número de matrícula. Por ejemplo, aquellas que terminan en 1 y 2 pueden cargar los lunes. Sin embargo, pese a esa disposición, la escasez de gasolina continúa porque personas que cumplían ese requisito tampoco pudieron llenar sus tanques.

Según el plan del chavismo, la petrolera estatal PDVSA permitiría que las empresas privadas importen y distribuyan combustible, evitando teóricamente las sanciones de Estados Unidos dirigidas a entidades estatales. Esto iría acompañado de un aumento de precios, dijeron fuentes familiarizadas en el asunto.

Es por esa razón que el chavismo recurrió a Irán para importar petróleo y así poner en marcha el plan mencionado. Algunos barcos lograron llegar al país mientras que otros decidieron abortar sus planes debido a las sanciones impuestas por los Estados Unidos.

“Ustedes pueden imaginar el desbarajuste que se puede presentar de aquí en adelante. El sistema para mí no está completo y menos en un país petrolero como el nuestro”, explicó el pasado lunes a la agencia de noticias EFE Gerardo Zambrano, un usuario que se acercó a una estación de gasolina en Caracas para comprobar el funcionamiento.

Cada uno de los pocos usuarios que logran cargar gasolina deben pasar por la explicación pertinente del empleado, que muestra los nuevos aparatos con los que se registra el pago, el número de cédula de identidad y los litros que se repostan para no superar el máximo mensual permitido.

El proceso se alarga unos minutos, lo que prolonga todavía más las horas de espera que deben hacer los usuarios que, en plena pandemia, están durante horas en las calles, charlando entre sí o acuden a las tiendas cercanas.

Precisamente este lunes comenzó un periodo de flexibilización de la cuarentena para algunos sectores que ha llevado a las ciudades venezolanas a recobrar su vida habitual.

En una gasolinera de Caracas, Alexis González, un abogado de 40 años, está a punto de llenar su vehículo tras casi seis horas de espera y 11 semanas de cuarentena en la cual la más cercana a su casa permaneció cerrada.

Espera poder llenar el tanque completo tras casi tres meses de espera, lo que le costará unos 400.000 bolívares (dos dólares) y teme que vuelva a multiplicarse el contrabando de gasolina que durante las semanas de escasez llevó a que se vendiera entre dos y tres dólares por litro.

“Si compro gasolina no compro comida”, explica este ciudadano caraqueño a EFE que, como la mayoría, depende de su vehículo para moverse por una ciudad en la que el transporte público es escaso y en el que la inseguridad impide caminar durante buena parte del día.

El precedente que hace temer una revuelta se remonta a 1989, cuando el entonces presidente, Carlos Andrés Pérez, propuso un plan que incluía el aumento del precio de la gasolina dentro de un paquete amplio de medidas y terminó con el “Caracazo”, violentas protestas que se saldaron con centenares de muertos.

La continuación de esas protestas tuvo su expresión en dos golpes de Estado en 1992, el segundo de ellos liderado por el entonces teniente coronel Hugo Chávez, que pretendieron cabalgar el descontento ciudadano.

Con ese recuerdo fresco en la memoria de los venezolanos, el hoy jefe de Estado, Nicolás Maduro, anunció el sábado que a partir del pasado lunes, quienes quieran comprar gasolina lo podrán hacer a un precio de 5.000 bolívares o 0,02 dólares por litro hasta un máximo de 60 litros al mes.

Para poder acceder a esos subsidios deben estar suscritos al Carnet de la Patria, un polémico sistema de identificación denunciado por su uso para el control político de la población venezolana. Quienes no lo tengan o superen la cantidad mensual subsidiada, deberán pagar 50 centavos de dólar por litro en un país en que el salario mínimo es inferior a dos dólares.

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