Plebiscito en Chile: más interés que miedo a la pandemia

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Chile será uno de los países que concurra a las urnas este 2020 en medio de la pandemia. Hasta ahora, se ha registrado una leve caída en la participación a nivel mundial. ¿Pesará el interés cívico o el temor al contagio?

DW

La pandemia no ha impedido que el calendario electoral siga adelante, pero sí ha introducido postergaciones y cambios. De las 154 votaciones previstas este año en el mundo, el 54,5% se mantuvo en la fecha original, mientras que el 45,5% sufrió algún tipo de postergación. Ya se han realizado 23 de las pospuestas y en 33 aún no hay fecha definida, según un análisis comparado del Laboratorio Constitucional de la Universidad Diego Portales (UDP), como parte del proyecto Plataforma Contexto.

Chile es uno de los países que concurrirá con retraso a las urnas. El plebiscito constitucional, originalmente previsto para abril pasado, se realizará este 25 de octubre y contará con un protocolo sanitario preparado por el Servicio Electoral (SERVEL) para evitar aglomeraciones y minimizar los riesgos. Entre otras medidas, habrá un 25% más de locales de votación que en las elecciones de 2017, privilegiando espacios al aire libre.

Las mesas funcionarán en una jornada extendida de 12 horas y habrá un horario exclusivo para los mayores de 60 años. Los electores podrán llevar su propio lápiz y deberán mantener un distanciamiento físico mínimo de un metro, usar mascarillas, en lo posible concurrir sin acompañantes, e higienizar manos antes y después de votar.

Un sistema atrasado
La pandemia dejó al descubierto los atrasos del sistema electoral chileno. Aún ocurre que miembros de una misma familia deben votar en centros distantes entre sí, debido a la distribución original de hombres y mujeres en mesas y locales separados. Si bien desde hace algunos años se han configurado mesas mixtas, los problemas persisten.

«En Chile el sistema es muy antiguo, de la tradición del papel, lo que representa un problema en la gestión. No tenemos un estado tan desarrollado en términos de bases de datos para tener un padrón online que distribuya de modo más inteligente a las personas de acuerdo con su dirección en locales más cercanos, o buscar firmas online para quienes quieren competir”, dice a DW el politólogo Claudio Fuentes, académico de la Escuela de Ciencia Política de la UDP y coordinador del Laboratorio Constitucional de dicha institución.

«Tenemos un sistema seguro, con resultados rápidos y confiables, lo que hay mantener, pero debiera modernizarse”, señala a DW María Jaraquemada, directora de Incidencia del centro de estudios Espacio Público.

Demora y resistencia a la hora de innovar impidió habilitar el voto COVID positivo para personas contagiadas. «Iniciativas legislativas tardías para permitir el voto a distancia, el voto delegado, por correspondencia o anticipado, fueron descartadas porque no estaban las condiciones para una implementación tan rápida”, apunta Fuentes. Los expertos coinciden, sin embargo, en que se podría haber logrado si se hubiera actuado a tiempo.

En Croacia, en cambio, ante recursos por la prohibición de que pacientes contagiados votaran en las parlamentarias de julio pasado, el Tribunal Constitucional determinó que no se podía negar ese derecho y, en una semana, el servicio electoral organizó un sistema de visita a domicilio para recibir el voto.

Para el próximo año, el SERVEL se comprometió «a estudiar formas como el voto postal, urna móvil o voto delegado para grupos acotados como pacientes con COVID o personas privadas de libertad, que tengan derecho a voto. No estaría abierto a todos los votantes como en otros países”, indica Jaraquemada.

¿Qué impacto podría tener el virus en la participación? Se calcula que las ausencias directas de enfermos activos -actualmente unos 15 mil-, sus contactos directos en cuarentena y hospitalizados supondría menos de un 0,5% del padrón de 14,7 millones de electores. Aunque todo dependerá del desarrollo de la pandemia en los próximos días.

Si bien los contagios diarios en el país sudamericano van disminuyendo, aún hay cifras promedio de 1500 nuevos casos diarios y hay preocupación por una posible segunda ola. Chile se ubica entre los diez países con mayor cantidad de muertes y casos, de acuerdo con la cantidad de población.

«Ha habido una tendencia de las autoridades en las últimas semanas a abrir y reducir las cuarentenas, lo que ha incentivado a la gente a salir a la calle. Se nota una mayor libertad y menos cuidado respecto del contacto estrecho, y eso eventualmente podría tener un impacto en el aumento en las tasas de contagio, como está pasando en Europa”, alerta Fuentes.

Más incierto es el número de votantes que preferirán quedarse en casa por ser de edad avanzada, tener enfermedades previas o simplemente miedo. «El temor puede afectar bastante y también la baja información. Falta mayor claridad y campañas masivas de difusión de las medidas sanitarias en torno al plebiscito. Hay cierta incertidumbre y sobre todo en la derecha hay grupos que no quieren que se informe mucho”, indica el politólogo.

«A veces el discurso público de que no están las condiciones sanitarias está asociado a personas que no quieren el plebiscito. Cuesta distinguir si es porque no es seguro o porque no les gusta la opción de modificar la constitución”, observa Jaraquemada.

La nueva generación

En contraposición al temor a que baje el número de votantes, «sobre todo considerando que en Chile quienes más participan son los mayores de 60 años, hay otras señales de que podría participar mucho más la generación que en general no vota en Chile, que es la menor de 25. Precisamente en ese grupo se vio mayor cambio y actualización de domicilio electoral, lo que es un signo del interés”, indica María Jaraquemada.

La experiencia en el mundo muestra que el impacto de la pandemia a nivel electoral ha sido leve. El análisis del Laboratorio Constitucional de la UDP indica que entre el 1 de marzo y el 4 de octubre hubo un 64% de participación electoral promedio en 40 votaciones.

En 32 países en que se dispone información sobre elecciones previas se comprobó una caída de la participación de -2,2% en promedio. Pero hubo casos en que incluso aumentó: en las presidenciales de Polonia llegó a 65% y en las legislativas de Corea del Sur, a más de 66%.

En Chile, en tanto, las encuestas anticipan una alta participación, que rompería la tendencia a la baja observada desde la instauración del voto voluntario en 2012. «En las dos últimas elecciones presidenciales ha votado aproximadamente un 48% del electorado y en las municipales, un 35%. Para el plebiscito hay mayores expectativas y podría darse una participación cercana al 60%”, plantea Fuentes.

Jaraquemada observa que, con el progresivo levantamiento de las cuarentenas, se registra un notorio movimiento en las calles y el comercio. Con la misma seguridad con que van al supermercado, no deberían tener dificultad en concurrir a votar.

«También vemos la experiencia en otros países. Se han hecho muchas elecciones y en general los estudios indican que no ha habido incidencia en el alza de contagios u hospitalizaciones”, agrega la experta de Espacio Público. «Eso nos da la confianza de que se puede llevar a cabo un plebiscito, obviamente tomando las medidas de seguridad y sanitarias, como se ha hecho”, subraya.