Argentina no es el país latinoamericano con más acuerdos firmados con el Fondo Monetario Internacional (FMI), ni tiene el crédito más grande de la región. Países como Haití, Colombia y Perú han firmado más acuerdos que Argentina desde que se unió al organismo en 1956. Sin embargo, Argentina tiene la peor relación con el FMI, lo cual ha sido evidente desde la crisis de 2001. A pesar de esto, ¿cómo es la percepción del FMI en otros países de América Latina?
En el caso de Brasil y México, los dos países más importantes de la región, su relación con el FMI es mucho más distendida. Brasil ha mantenido una postura equidistante, tratando de alejarse del Fondo pero siguiendo sus consejos económicos. El gobierno de Lula Da Silva tuvo una mejor relación retórica con el FMI que el gobierno actual de Jair Bolsonaro. En México, el FMI ha percibido una actitud cooperativa y alejada de cualquier rebeldía, incluso con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. México ha firmado un crédito contingente de casi $90,000 millones con el FMI debido a su sólida situación macroeconómica.
Pero, ¿qué pasa con los países latinoamericanos más alejados de la órbita ideológica de Washington? En el caso de Bolivia, la relación con el FMI ha sido cordial debido a una actitud fiscal más prudente en el manejo de sus recursos naturales, aunque recientemente han enfrentado una crisis. Nicaragua ha recibido el reconocimiento del FMI por las medidas adoptadas, a pesar de las violaciones a los derechos humanos. Venezuela, por otro lado, ha tenido una relación complicada con el FMI desde el ascenso de Hugo Chávez al poder. Chávez amenazó con abandonar el organismo, pero se dio cuenta de que eso empeoraría su situación financiera externa. Aunque el FMI no reconoció a Juan Guaidó como presidente interino, Venezuela sigue siendo parte del organismo.
La mayoría de los países de la región, ya sea de centro-derecha o «progresistas», ya no tienen créditos tradicionales con el FMI. Chile y México tienen líneas preventivas sin condicionalidades, mientras que Ecuador y Argentina son los únicos países que mantienen créditos tradicionales. Sin embargo, la mayoría de los gobiernos pueden financiarse en el mercado voluntario y no necesitan depender de un prestamista con el que deben negociar medidas de política económica.
En resumen, la relación entre los países latinoamericanos y el FMI varía dependiendo del país. Mientras que Argentina ha tenido una relación tensa con el organismo, países como Brasil y México han mantenido una relación más distendida. Otros países, como Bolivia y Nicaragua, han tenido una relación cordial debido a ciertas medidas adoptadas. Venezuela ha tenido una relación complicada con el FMI, pero sigue siendo parte del organismo. En general, la mayoría de los países latinoamericanos ya no dependen de los créditos tradicionales del FMI y han logrado bajar la inflación a través de políticas fiscales más prudentes y bancos centrales independientes.