¿Por qué Manuel Rosales no tuvo las mismas trabas que MCM?

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MCM sostiene que es posible inscribir su candidatura presidencial o la de su sustituta, Corina Yoris, hasta 10 días antes de las elecciones. La Ley Orgánica de Procesos Electorales establece los plazos y condiciones para la postulación y sustitución en cuatro artículos.

El oficialismo argumenta que la sustitución de MCM por Corina Yoris no se debe a ninguna de las causas establecidas, sino que es un intento de defraudar la ley al insistir en inscribir una candidatura inhabilitada. La candidatura de Corina Yoris fue presentada públicamente como una representante de MCM.

Si bien el artículo 64 deja abierta la posibilidad de admitir una postulación que no haya sido admitida previamente, el artículo 44 establece que las postulaciones fuera del plazo establecido en el Cronograma Electoral serán consideradas extemporáneas y no se tendrán en cuenta. La controversia surge al interpretar que las sustituciones deben hacerse dentro de los candidatos ya postulados y admitidos, por lo que cualquier cambio posterior se consideraría una adhesión a otra candidatura admitida o una renuncia que permite al elector votar por cualquier candidato restante.

La fecha límite para que las modificaciones o nuevas postulaciones aparezcan en la papeleta electoral es el 20 de abril. Después de esta fecha, solo se podrán presentar adhesiones a otras candidaturas aceptadas hasta 10 días antes de las elecciones, pero estas modificaciones no se reflejarán en la papeleta. El CNE tomará medidas para informar a los votantes sobre la sustitución realizada: «Cuando el tiempo para realizar la sustitución sea insuficiente para hacer el cambio en el instrumento electoral, los votos emitidos se acreditarán al candidato sustituto».

A Manuel Rosales no se le impusieron tantas restricciones por una sencilla razón: el oficialismo no permitirá que alguien que los califica como un narcorrégimen y una camarilla de delincuentes participe en la carrera presidencial; alguien que los acusa de traicionar a la patria entregando la soberanía nacional a la ocupación cubana, al espionaje iraní y ruso; alguien que los acusa de convertir el territorio nacional en un refugio para grupos terroristas como Hezbolá, las FARC y el ELN; alguien que aplaude las recompensas ofrecidas por Estados Unidos por la captura de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello; alguien que ha solicitado endurecer las sanciones económicas contra Venezuela; alguien que ha invocado la activación del TIAR y la creación de una amenaza creíble a través de una intervención militar extranjera; alguien que promueve juicios en la Corte Penal Internacional y desafía a Maduro diciendo: «No quiero que mueras, quiero que enfrentes la justicia, quiero que estés preso».

Si bien es cierto que esta estrategia amenazante, retadora y radical ha ayudado a MCM a aumentar su popularidad y aceptación en las encuestas, y a ganar el 92,35% de los votos en las primarias presidenciales de la Plataforma Unitaria, esta misma estrategia no ha logrado incentivar al régimen a permitir su inscripción y competir en elecciones libres y justas que permitan la alternancia pacífica en el poder. Para recuperar la alternancia en el poder, el mejor candidato opositor será aquel que pueda entenderse mejor con el gobierno y esté dispuesto a un Pacto de Convivencia Pacífica, sin represalias ni persecuciones. De lo contrario, quienes están en el poder se aferrarán a él.

En lugar de continuar con su discurso amenazante, a MCM le convendría bajar el tono, leer la Biblia y seguir el consejo de Jesús a sus apóstoles y discípulos: «Sean mansos como palomas y astutos como serpientes». Tal vez la insistencia tenaz de MCM en inscribir su candidatura o la de su sustituta sea parte de un acuerdo interno entre MCM y la Plataforma Unitaria, una estrategia astuta y audaz en la que se pretende simular una ruptura entre MCM y la Plataforma Unitaria. Una vez que se haya presentado, aceptado y no impugnado la candidatura definitiva de la MUD, MCM entrará en acción, respaldará al candidato de la MUD y pedirá que se vote por él, reduciendo así el margen de maniobra del oficialismo para inhabilitar también al candidato opositor que reciba su apoyo en el último momento.