Portavoz en español del Departamento de Estado: “Esperamos que en Venezuela haya elecciones libres y justas en 2024”

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Estados Unidos es consciente de la importancia que tiene su integración con América Latina. No sólo para enfrentar mejor cualquier crisis, como la que se vive aún con el covid-19, sino para ser más competitivos ante el ascenso de países como China, señala Kristina Rosales Kostrukova, portavoz en español del Departamento de Estado.

El Nacional

En entrevista con El Universal, en el marco de la Cumbre de Líderes de América del Norte, que concluyó este martes, Rosales descarta que al gobierno de Joe Biden le preocupe el viraje a la izquierda en la región. La clave, asegura, es que se trate de la decisión de los pueblos respectivos, del resultado de elecciones libres y transparentes, algo que no ocurre en países como Cuba, Nicaragua y Venezuela. Frente a la crisis brasileña, la portavoz expresa el total apoyo a Luiz Inácio Lula da Silva y el repudio a los disturbios ocurridos el domingo.

—¿Qué significado tiene esta cumbre?

—Es una reunión sumamente importante, igual que la que sostuvo el presidente Joe Biden con el presidente Andrés Manuel López Obrador el lunes de forma bilateral. Lo vemos como una oportunidad de fortalecer nuestros lazos entre los tres países, avanzar nuestras prioridades, en ciertas temáticas. Aparte de los lazos comerciales y económico, también trabajar en los desafíos que tenemos en común, como la seguridad ciudadana, la lucha contra el narcotráfico, el crimen organizado, y también tratar temas que son de importancia regional y global, como mitigar el cambio climático, avanzar en materia de derechos humanos, en la diversidad, la inclusión, y un tema muy importante como es la migración irregular.

—El tráfico de drogas es un tema clave de la cumbre y se extiende cada vez más en América Latina, a la vez que crece también el consumo. ¿Qué hay que hacer para enfrentar el problema?

—Esto tiene varias alas: está el ala de la seguridad y la cooperación en materia de seguridad que se vio interrumpida por muchos años, en la anterior administración, y que estamos retomando como una cooperación, una conversación que no se sostuvo. Retomamos eso en 2021, pero estábamos muy enredados con lo que estaba pasando con el covid-19 y la salud pública. Una segunda ala es la conversación de salud pública y cómo se mezcla, y cómo se combina cuando se trata del consumo de drogas, de la aplicación de políticas públicas para las personas que consumen.

—Un segundo gran tema es el de la migración. Estados Unidos acaba de anunciar un plan para dar permisos temporales a 30.000 cubanos, nicaragüenses y haitianos, como antes anunció uno para venezolanos. Lo cierto es que eso deja fuera a la inmensa mayoría de los migrantes. ¿Están viendo planes a mediano y largo plazo con México y la región que vaya más allá de este tipo de soluciones, para ir al fondo del problema?

—Por ahora no tenemos nada específico para anunciar aparte de lo que ya se anunció. Eso no significa a corto o largo plazo no pueda haber un cambio. Lo que anunciamos con los venezolanos fue parte I. Lo que anunciamos la semana pasada fue parte II y, como dijo nuestro asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, puede ser que tengamos una parte III y IV, conforme vaya cambiando el flujo, conforme vayamos viendo los resultados. Es sumamente importante recalcar que nosotros trabajamos de una forma colaborativa. No es que Estados Unidos o la administración Joe Biden toma las decisiones unilateralmente y dicta la política. Es un proceso colaborativo con los gobiernos de la región, con las sociedades civiles en la región, con las organizaciones internacionales que trabajan con los migrantes. No solamente para abordar esa temática de la migración irregular, sino también para ver cómo podemos ampliar las vías legales para que las personas puedan tener un proceso de migración a Estados Unidos que sea regular, ordenado y humano.

—Hemos pasado de una administración estadounidense a otra con la promesa de una reforma migratoria. A Biden le quedan dos años, de entrada, con un Congreso dividido, con los republicanos controlando la Cámara Baja. ¿Qué tan factible es una reforma en el tiempo que le queda a Biden?

—La reforma al proceso migratorio hoy en día cae en las manos de los republicanos en el Congreso. Ellos desde un principio han indicado que este es un proceso que tiene que ser reformado, pero no han tomado la iniciativa y lamentablemente tenemos que actuar y ver opciones y abrir paso a esta reforma migratoria de otra manera porque no hemos visto ninguna acción por parte de los republicanos en el Congreso. Eso nos ata las manos un poco y nos complica un poco para esa reforma migratoria que debería hacerse porque sabemos que el sistema migratorio que tenemos hoy en día no está funcionando.

—¿Estados Unidos ve la integración hemisférica como una alternativa ante futuras crisis, para mejorar la competitividad?

—Sí, lo vemos de esa manera en muchos sentidos. En el ala de la salud pública, cuando se trata de la lucha contra el covid-19 y otras enfermedades, que todavía nos pueden afectar en el futuro, esa integración está ahí, entendiendo que no estar preparados a nivel trilateral en la región para confrontar cualquier epidemia crisis en el futuro, puede afectarnos de forma dramática. Técnicamente, somos la región de Norteamérica más próspera del mundo, a nivel comercial. Representamos casi 20% de la economía global y sin trabajar conjuntamente, no logramos proteger lo que hemos construido a nivel económico, a nivel comercial, que nos han llevado a ser la región más próspera.

—A nivel regional, la izquierda, o las izquierdas, han avanzado, en Chile, en Argentina, Colombia, con Brasil como el país más reciente en sumarse, con Luiz Inácio Lula da Silva. ¿Le preocupa eso a Estados Unidos?

—Nosotros no calificamos las políticas o las administraciones en la región con base en qué lado representa políticamente cada país: derecha, izquierda o cualquier representación. Para nosotros lo importante es que ese gobierno haya sido electo democráticamente, que son los casos que mencionaste. Se eligió a Lula en Brasil y lo reconocimos porque ese fue el voto del pueblo brasileño. De la misma forma en Chile, en Colombia. No vemos si tiene logo de izquierda o derecha, sino que haya sido la elección del pueblo, que haya sido una elección libre, justa, y que sea una oportunidad de abrirle más derechos humanos a las personas de ese país, de darles libertad de expresión y una vida digna, que lamentablemente no es lo que vemos en otros países de nuestra región como Venezuela, Cuba o Nicaragua.

—Justo hacia estos tres países existe un apoyo de parte de México. ¿Le preocupa eso a Estados Unidos? ¿O el apoyo que mantiene al expresidente peruano Pedro Castillo?

—No nos preocupamos porque respetamos la política exterior de México, así como la política exterior de muchos países socios en la región. Entendemos que cada país va a tener una visión específica a ciertas temáticas y a ciertas relaciones, a quién deciden designar como socios. Ciertamente, a nosotros nos preocupa muchísimo la situación del pueblo en Cuba, Nicaragua y Venezuela, pero vemos que México ha abierto oportunidades, como al ayudar a que se sostengan las conversaciones entre el régimen de Nicolás Maduro y la plataforma unitaria de Venezuela para que poder tener estas futuras elecciones que esperamos que sean libres y justas en 2024. Vemos eso como un paso positivo y aplaudimos a México por abrir ese espacio para que se puedan tener esas conversaciones. Claro, esperamos que nuestros socios nos apoyen, como siempre hemos dicho, en la visión de darle mejores oportunidades y los derechos que merecen los pueblos de Venezuela, de Cuba y de Nicaragua.

—¿Cómo se ve desde Estados Unidos lo que está ocurriendo en Brasil?

—Nosotros reconocemos al presidente Lula y los actos de violencia que ocurrieron el 8 de enero son repugnantes, no ayudan a la transición pacífica del poder que tiene que haber en Brasil. Apoyamos a Brasil en las investigaciones que están haciendo, no sólo para arrestar a los responsables, sino para saber lo que pasó, pero tenemos fe y apoyamos al sistema democrático en Brasil. Es un sistema que ha sido sólido, resiliente.

—Viendo todo lo que está ocurriendo en la región: está lo que ocurrió el domingo en Brasil, las protestas en Perú… ¿hay suficiente acercamiento de Estados Unidos hacia América Latina y sus problemas?

—Tenemos una cooperación estrecha con la región, producto no sólo de todas estas reuniones que hemos tenido en México y a nivel regional y global, por parte del G7, el G20, en la temática de la invasión injusta de Rusia en Ucrania, pero también como producto de la Cumbre de las Américas que tuvimos el año pasado. Fue una oportunidad del presidente Biden para reunirse con varios de sus homólogos de la región y tratar temas de importancia para toda la zona: migración, economía. Estamos avanzando rápidamente en varias temáticas para enfrentar estos desafíos que tenemos en común. Nosotros siempre hemos visto el Hemisferio Occidental como el que más nos afecta, a nuestra política, porque somos vecinos. Es el hemisferio al que más le damos atención y al que más aportamos, en asistencia humanitaria y en ayuda en el tema económico, migratorio y otros.