Después de un período de incertidumbre y con escasos signos de vida, las primarias retoman fuerza en la opinión pública. Esto se debe a la maniobra del gobierno de «aceptar la renuncia» de los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), justo cuando la Comisión Nacional de Primarias (CNP) estaba esperando una respuesta para tomar una decisión sobre la realización de las primarias.
A pesar de las especulaciones sobre las razones detrás de esta renuncia y el hecho de que solo los rectores oficialistas hayan manifestado su «voluntad» de renunciar, la Asamblea Nacional ha nombrado a la Comisión de Postulaciones, que tendrá la tarea de sustituir a los rectores del CNE. Esto ocurre apenas unos meses después de su nombramiento por un período de siete años.
Lo que importa ahora son las consecuencias para las fuerzas democráticas. La primera consecuencia fue la necesidad de que la CNP decidiera si abortar las primarias o continuar con su organización sin depender del CNE. Afortunadamente, la mayoría de los miembros de la CNP decidieron que las primarias debían seguir adelante sin el CNE.
Es importante destacar que, después de 24 años, las estrategias del gobierno son predecibles y no permitirían que el CNE, mientras esté bajo el control del oficialismo, actuara como un árbitro imparcial y autónomo. Por lo tanto, organizar las primarias con la cooperación del CNE era poco probable.
La renuncia forzada de los rectores del CNE puede tener varias explicaciones. El gobierno podría estar apostando a que la CNP no pueda organizar las primarias con éxito sin la cooperación del CNE. Además, es posible que el gobierno necesite un nuevo CNE instalado y funcionando antes de finales de este año para las elecciones presidenciales de 2024 y las subsiguientes.
La pregunta no es si es posible realizar las primarias sin el CNE, sino que debe ser posible si queremos reinstaurar la democracia en Venezuela. Si no somos capaces de organizar a la mayoría del país para elegir a un liderazgo capaz de enfrentar un autócrata que controla todo el Estado, incluido el CNE, será difícil lograr un cambio.
Si bien ninguna organización por sí sola está capacitada para organizar las primarias con éxito, se puede construir una sinergia entre organizaciones nacionales, regionales y locales, incluyendo a ciudadanos comprometidos, para convertir las primarias en un movimiento nacional de resistencia civil. La unidad de la gran mayoría del país será el primer éxito de este proceso.
Aunque la fecha de las primarias podría tener que revisarse debido a la pérdida de tiempo intentando un acuerdo con el CNE, es crucial reorganizar una estructura descentralizada que asuma las tareas a nivel regional y local. Además, la elección del líder opositor no puede postergarse mucho más y debe contar con el consenso construido en el proceso de las primarias.
En resumen, las primarias son un camino hacia el consenso. Es importante que todos nos unamos para hacerlas realidad y encontrar un liderazgo legitimado capaz de enfrentar al gobierno, a pesar de su control sobre el Estado, incluyendo el CNE.
Con Informacion de La Gran Aldea