El 2024 se presenta como un año de esperanza, a consecuencia de una elección presidencial que aún no tiene fecha, contraviniendo todo principio de planificación electoral, obligación de un CNE poderosamente cuestionado de manera más reciente a causa de un referéndum consultivo cuyos resultados por centro y mesa, al día de hoy, son inexistentes, ya que no se han publicado en su página web oficial.
Por Nicmer Evans
Cambio electoral en 2024
En este sentido lo que se espera para 2024, por parte de una gran cantidad de venezolanos, es el cambio de gobierno por vía democrática y electoral, aún a pesar de ser una autocracia del siglo XXI.
Oposición compacta
Esto implica, entre otras cosas, el deseo de los venezolanos por tener una verdadera conducción política opositora, compacta, más que homogénea, que sea capaz de fijar una meta y acoplarse en torno a ella, sin medias tintas ni guabineos, pero sin perder su diversidad y talante democrático, con el fin de lograr el cambio político.
Paz y salarios dignos
El pueblo venezolano también desea paz, pero no una paz de los sepulcros, sino una condición mínimamente armoniosa que disminuya los niveles de conflicto que entorpecen la capacidad del desarrollo de las fuerzas productivas y la reactivación del salario venezolano. Esto implica entre otras cosas, mayor libertad económica y justa valoración del trabajo.
Pero parece que la mayor expectativa es que esto se cumpla por un gobierno distinto al de Maduro.
La otra paz que desea el pueblo venezolanos es ante el conflicto prebélico en escalada, levantado por el gobierno de Maduro por el tema Esequibo.
Crear, por parte de Maduro, un escenario para ser aclamado como nuevo libertador de Venezuela, por reconquistar territorio venezolano, sólo para adquirir legitimidad en víspera de una elecciones presidenciales, sencillamente es una locura.
Y suponer que este conflicto, en el intento de mantenerlo solo en la antesala, permite un Estado de sitio que busque la suspensión o postergación de las elecciones presidenciales si no logra Maduro levantar puntos de legitimidad para ganarlas, es solo digno de psicópatas.
Cualquiera de los dos escenarios se desprecia por la mayoría de un pueblo que lo que quiere es tener un salario digno con que vivir de manera justa.
Cero impunidad
Otro deseo de los venezolanos para 2024 es que los corruptos, responsables del desfalco de más de 700.000 millones de dólares entre 1999 y 2023, paguen sus responsabilidades, y que se comience por el hoy más emblemático de los recientes responsables de la crisis que se vive, Tareck el Aissami, expresidente de Pdvsa, desaparecido por el mismo gobierno.
Libertad de los presos políticos
Por otra parte, Indiferentemente del cambio electoral, una cosa que se clama a gritos, en solidaridad con los familiares, y en desprecio a la ausencia del debido proceso y los delitos de lesa humanidad en contra de opositores y chivos expiatorios, es la libertad inmediata de los presos políticos. Punto firmado por el gobierno de Maduro en el acuerdo de Barbados.
Reconciliación y vuelta la patria para 2024
Por último, y no menos importante, uno de los más grandes anhelos del venezolanos, es la reconciliación social entre aquellos que pensaban o piensan distinto, asumiendo el concepto de nación de manera integral.
Esto pasa por justicia transicional, perdón y cero impunidad, pero también pasa por una conducción política que dé el ejemplo.
Y un punto neurálgico para todas las familias venezolanas, es la creación de condiciones de esperanza y de calidad de vida que logre que de los más de 7 millones de venezolanos, una gran mayoría retornen al país porque sientan que el país los recibe no solo como amor, sino con la capacidad de darles la oportunidad de crecer en familia.