Con Informacion de Univision
Donald Trump, quien lidera las primarias republicanas por la nominación a la candidatura presidencial de 2024, se enfrenta a graves problemas legales debido al caso de los documentos clasificados que se negó a devolver tras dejar la Casa Blanca. Ante esta situación, surge la pregunta de qué ocurriría si Trump fuera elegido presidente estando condenado o si fuera sentenciado a prisión después de ser electo.
La Constitución de Estados Unidos no impide que un delincuente convicto se postule a la presidencia. Los únicos requisitos establecidos son que el presidente debe ser ciudadano por nacimiento, haber residido en Estados Unidos durante al menos 14 años y tener 35 años de edad o más. Aunque los estados tienen el poder de excluir delincuentes convictos de sus boletas electorales para puestos estatales y locales, no pueden hacerlo para las elecciones presidenciales.
Existen precedentes de candidatos que compitieron por la presidencia desde la cárcel. En 1920, Eugene Debs se postuló desde la cárcel como candidato del Partido Socialista de Estados Unidos y obtuvo casi un millón de votos. En 1992, Lyndon La Rouche también compitió por la presidencia desde prisión como candidato independiente.
En el caso hipotético de que Trump ganara las elecciones presidenciales estando en la cárcel o fuera sentenciado a prisión después de ser electo, la Constitución no establece impedimentos para asumir el cargo. Sin embargo, esto crearía circunstancias sin precedentes para la nación y plantearía importantes desafíos logísticos.
En caso de ser condenado en el caso del estado de Nueva York, donde Trump enfrenta cargos por falsificación de registros de negocios, es poco probable que sea enviado a prisión, ya que los jueces rara vez encarcelan a delincuentes condenados por primera vez por ese tipo de delito, que normalmente acarrea una sentencia de cuatro años.
Sin embargo, los cargos federales en el caso del supuesto manejo impropio de documentos confidenciales de la Casa Blanca y otras investigaciones criminales presentan un mayor riesgo de prisión para Trump.
En cuanto a la posibilidad de que Trump se perdone a sí mismo una vez asumido el cargo, la constitucionalidad de tal maniobra no está clara. Un memorando del Departamento de Justicia de 1974 sostuvo que un autoindulto chocaría con la regla fundamental de que nadie puede ser juez en su propio caso. Además, el poder de indulto presidencial no se extiende a los casos criminales presentados a nivel estatal.
En resumen, si Trump fuera elegido presidente estando en la cárcel o fuera sentenciado a prisión después de ser electo, la Constitución no impide que asuma el cargo. Sin embargo, esto generaría situaciones sin precedentes y plantea desafíos logísticos. La constitucionalidad de un autoindulto por parte de Trump no está clara, y el poder de indulto presidencial no se aplica a casos estatales.
Es importante tener en cuenta que esta es una situación hipotética y dependería de los acontecimientos legales y electorales futuros.