El chef Issam Koteich y su socio Pedro Khalil siguen destacándose en la amplia oferta gastronómica de Caracas, y esta vez han alcanzado otro hito en su lista de logros. Su restaurante Cordero ha sido galardonado con el premio American Express One To Watch 2023, como parte de los Latin America’s 50 Best Restaurants, convirtiéndose así en el primer restaurante venezolano en recibir esta distinción.
Este reconocimiento no solo premia la excelencia culinaria, sino también el potencial de crecimiento y proyección internacional de los restaurantes. En el caso de Cordero, la calidad e innovación se ven reflejadas en su enfoque único de conectar directamente su producto, el cordero, desde su origen en la finca Ubre, ubicada en Mampote, a unos 35 minutos de Caracas, hasta el plato que se sirve en el restaurante.
Desde el momento en que surgió la idea de abrir un restaurante, Khalil y Koteich estuvieron dispuestos a correr riesgos. En junio de 2022, su sueño se hizo realidad y decidieron embarcarse en la «locura» de crear un espacio gastronómico donde la proteína animal principal en sus platos fuera el cordero. Aunque el consumo de esta carne es poco común en Venezuela, la finca de Khalil, que se estableció durante la pandemia con la intención de exportar carne de cordero, fue el impulso que necesitaban para aventurarse en esta propuesta. A pesar de los desafíos y las expectativas iniciales, el éxito del proyecto creció rápidamente a medida que se corrió la voz y el público se entusiasmó con la idea de que el producto que se degusta en Cordero proviene directamente de la finca.
Además del cordero, la finca Ubre también cría cabras y cultiva café, cacao, flores comestibles, frutas y hortalizas. También produce embutidos, una variedad de quesos, mantequilla, yogur y dulce de leche. Todos estos productos pasan por estrictos controles de calidad y sanidad antes de ser enviados directamente al restaurante. En la finca trabajan más de 70 personas, incluyendo veterinarios, ingenieros y agrónomos especializados en cada área de trabajo.
Khalil y Koteich han logrado mantener un orden y control rigurosos tanto en la finca como en el restaurante. La limpieza de los galpones donde se aloja el ganado, la alimentación de los animales -parte de la cual se produce en la finca-, su salud, la temperatura de las estancias y las horas de ordeño, así como la higiene en el proceso de extracción de la leche, son detalles que se cuidan al extremo. La quesería, por ejemplo, cuenta con una esterilización permanente y está supervisada por una ingeniera especializada en garantizar la calidad y sanidad de los productos.
Con orgullo por lo que han logrado, pero sin caer en triunfalismos, Koteich y Khalil miran hacia el futuro y sueñan con hacer crecer y expandir su negocio tanto como su público lo desee. Sin perder de vista sus principios fundamentales: el cordero como protagonista indiscutible en sus platos, y una cocina honesta y de proximidad. Desde la finca hasta la mesa.