La preocupación del profesor Eduardo Klein, experto en biodiversidad marina de la USB, es la posibilidad de que ocurra otro derrame petrolero en alguna zona del país y la situación siga siendo la misma. “Si las condiciones ambientales y demográficas son las correctas, puede ocurrir otro derrame con otro impacto sobre la costa”, dice
Luna Perdomo / TalCual
Ha transcurrido poco más de un mes del derrame petrolero que afectó el Parque Nacional Morrocoy, en el estado Falcón, y las costas de Carabobo, dos importantes destinos turísticos del país, y aún los biólogos y ambientalistas condenan que Petróleos de Venezuela (Pdvsa) no se haya pronunciado al respecto e informado con exactitud qué fue lo que ocurrió.
Los expertos han basado su trabajo en imágenes satelitales y estiman que se derramaron entre 20.000 y 23.000 barriles de petróleo, pero la ausencia de información oficial les impide conocer con exactitud la magnitud del problema que afectó estas zonas.
Eduardo Klein, coordinador del Centro de Biodiversidad Marina de la Universidad Simón Bolívar, dice que todas las evidencias apuntan que el derrame de petróleo fue en la refinería El Palito, ubicada en Puerto Cabello, estado Carabobo, y lamenta que hasta la fecha Pdvsa no haya reconocido el accidente, a pesar de que Inparques trabaja en la limpieza.
“Es difícil calcular la magnitud del problema cuando no sabemos exactamente el tipo de hidrocarburo que se derramó. Pdvsa e Inparques dijeron que es 1%, pero no han presentado un informe que diga en base a qué es ese 1%”, sostiene Victoria González, directora seccional en Falcón de la Fundación Azul Ambientalistas.
En este mismo sentido, Eduardo Klein asegura que el derrame fue grande en términos de volumen y detalla que la mancha medía unos 50 kilómetros de largo. “No se puede predecir cuánto tiempo va a tomar la recuperación si no sabes con exactitud el impacto y el tipo de hidrocarburo que se derramó”, admite.
El académico insiste en que “cualquier cosa que digamos no tiene ningún tipo de fundamento porque no sabemos a ciencia cierta cuál es la magnitud y la extensión de la afectación”.
Klein explica que de acuerdo a los estudios y el comportamiento del hidrocarburo “se sugiere que es un petróleo meteorizado, transformado y que podría eventualmente corresponderse con lo que está depositado en las lagunas de separación de hidrocarburos de la refinería. Es un combustible pesado, no es un combustible liviano, no es un diesel”.
Hasta la fecha, el único pronunciamiento desde el oficialismo ha sido el del viceministro de Gestión Ecosocialista del Ambiente, Josué Lorca, quien reconoció que el derrame de crudo, sin especificar de dónde surgió, afectó en costas del Golfo Triste. Además informó sobre labores de saneamiento en 15,2 kilómetros de la zona.
20 años o más
Un derrame petrolero de esta magnitud implica daños en varias aristas, a corto y largo plazo, impacto sobre los diferentes ecosistemas donde habita gran biodiversidad, afectaciones en la salud de la población, así como en la economía y en el turismo.
Cristina Sainz Borgo, bióloga especialista en aves acuáticas y profesora de la Universidad Simón Bolívar (USB), sostiene que este derrame puede causar daños ambientales a muy largo plazo, “de 20 años e incluso más tiempo como ha ocurrido en otras partes del mundo”, afirma.
Sainz especifica que estos hidrocarburos son absorbidos por todos los ecosistemas de la zona, dañando a los seres vivos, incluso cuando el combustible no se vea a simple vista, “ya que se hunde y se mezcla con el sedimento”, lo cual asegura tendría un efecto más grave a futuro.
La bióloga detalla que el hidrocarburo se filtra por la arena y causa la asfixia de chipichipis y guacucos. Recuerda que el derrame coincidió con la época reproductiva de los arrecifes de coral, por lo que “a largo plazo morirán”.
En el caso de los manglares, Victoria González confirma que estos “bosques están bastante afectados” y recuerda que en los alrededores de estos existe un ecosistema, principalmente de fauna bentónica, que a diferencia de los peces no se puede mover para evitar ser afectados por el derrame.
La ambientalista precisa que una de las especies que debe haber sufrido una contaminación en mayor medida es la ostra de manglar, porque es un filtrador ,y resalta que quienes se verán directamente afectados “son las personas que se dedican a vender la ostra y quienes se coman esas y otras especies”.
Al respecto, la bióloga Cristina Sainz añade que los manglares albergan gran cantidad de larvas, esponjas, crustáceos e invertebrados que al ser alcanzados por los hidrocarburos van a morir porque se les impide respirar.
Morrocoy
La especialista en aves aclara que en esta zona también está el refugio protegido de fauna silvestre de Cuare, que incluye gran cantidad de especies de aves que van desde garzas, flamencos, aves playeras migratorias, corocoras, gabanes hasta patos, entre muchas otras.
“Las aves se verán afectadas por intoxicación tras ingerir parte del hidrocarburo, por la pérdida de la capacidad de volar al impregnarse las plumas, y por la desaparición de su fuente de alimentos (invertebrados y peces), todo consecuencia del derrame”, enfatiza Cristina Sainz Borgo.
Turismo en cuarentena
Morrocoy es uno de los parques más visitados de la zona central de Venezuela y tiene una importante actividad turística y económica, por lo que cualquier cosa que le afecte pone en riesgo estas actividades y la subsistencia de los habitantes de la zona.
Las afectaciones económicas están relacionadas con la desaparición de especies de gran valor comercial como chipichipis, guacucos, mejillones y peces, además de la disminución del atractivo turístico de las playas y cayos por la presencia de hidrocarburos, señala Sainz Borgo.
La representante de la Fundación Azul, Victoria González, coincide con la bióloga Cristina Sainz sobre las afectaciones directas, sobre todo para los vendedores de productos marinos, pues asegura que “todos los productos del mar están contaminados y requieren un estudio progresivo para saber el grado de hidrocarburos que tienen”.
No obstante, González afirma que en la actualidad no hubo daño directo a los pescadores y el turismo porque el Parque Nacional Morrocoy se encuentra cerrado a causa de la cuarentena por la pandemia dd el coronavirus.
Limpieza a medias
La Sociedad Venezolana de Ecología organizó un proyecto para evaluar de forma científica la magnitud del impacto del derrame, el cual consideran necesario para formular medidas eficientes y efectivas de mitigación, remediación y recuperación de las áreas marinas afectadas; así como para determinar los niveles actuales de los compuestos derramados que pudiesen representar un riesgo para la salud de la población.
Sin embargo, admiten que para este estudio necesitan el apoyo de Inparques y del Ministerio de Ecosocialismo para el otorgamiento de permisos para ingresar en la zona, registrar y mapear las zonas afectadas; pero aún esperan por las respuestas tanto de Pdvsa como de los demás organismos competentes.
Victoria González, de la Fundación Azul Ambientalista, revela que la limpieza de los cayos solo está a cargo de Inparques, pero no le han dado acceso ni a voluntarios ni a ONG. Detalla que el proceso para que particulares participen de forma espontánea en la limpieza es bastante engorroso porque se deben enviar cartas a Inparques explicando las razones por las que se quiere asistir, además del complicado acceso a los cayos.
Se estima que las playas continentales están limpias en 70%. “Calculamos que en aproximadamente seis meses o un año tardarían el grueso de las playas en limpiarse, de manera que el turista no vea tanto la afectación”, dice Victoria González.
Sobre la limpieza de los manglares, González recuerda que es un difícil porque son raíces y no se puede entrar dentro del bosque para purificarlo. “Se puede limpiar superficialmente la parte visible, pero la interna es complicado”, recuerda.
Pdvsa como responsable
“Pdvsa es la única responsable por ser la única empresa que trabaja con petróleo en el país”, afirma Victoria González, en tanto que Cristina Sainz Borgo concuerda con ella e indica que todas las responsabilidades apuntan a la estatal petrolera.
A pesar de que los biólogos y ambientalistas reconocen que ellos no son quienes deben hablar de las responsabilidades penales porque para ello existe la Ley de Ambiente. Consideran necesario que se investigue las causas del derrame y por qué no fue contenido en su momento.
“Nosotros los científicos no estamos en esa arena de la pelea judicial legal de qué es lo que se tiene que hacer. Proveemos la información de la mejor manera posible y esa información es utilizada para generar los procesos legales”, expone el profesor Eduardo Kein.
El profesor de la USB dice que ellos están proporcionando las evidencias “no para que vayan presos los responsables, sino porque es nuestro hacer diario: presentar los hechos de la forma más inequívoca y habrá organismos que se encarguen de hacer las demandas y las acciones desde el punto de vista legal”.
Klein condena que desde el 22 de julio, cuando comenzó el derrame de petróleo frente a la refinería El Palito, “no se evidencia actividad en el área marina que pretenda controlarlo o recogerlo”, lo que para él demuestra que no se activó el plan antiderrame, que antes era modelo a nivel internacional.
La preocupación del profesor Klein es sobre la posibilidad de que ocurra otro derrame en alguna zona del país y la situación siga siendo la misma. “El riesgo sigue estando allí, y si las condiciones ambientales y demográficas son las correctas, puede ocurrir otro derrame con otro impacto sobre la costa”, asevera.