Torturas, asesinatos y violaciones: la incursión del Tren de Aragua en Colombia y su disputa con el ELN

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La temida banda criminal conocida como Tren de Aragua ha expandido su influencia más allá de las fronteras de Venezuela, según las autoridades colombianas. La Parada, ubicada en la frontera entre Colombia y el estado Táchira, fue el primer lugar conquistado por esta organización fuera de su país de origen. A través de un informe confidencial de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de Colombia, se revela cómo el Tren de Aragua ha ganado terreno en Colombia en los últimos años.

El coronel Carlos García, comandante encargado de la Policía de Cúcuta, explicó que la presencia de grupos armados en la zona de La Parada se debe al contrabando y a las economías informales e ilegales. Estos grupos se disputan el control de los pagos por el cruce de vehículos y personas a través de los pasos conocidos como trochas. Entre los grupos delictivos que operan en la zona, el Tren de Aragua y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) son los más notorios debido a su competencia mortal por el control de los recursos.

Según un informe de inteligencia del Ministerio de Defensa Nacional de Colombia, el Tren de Aragua ha logrado establecerse en La Parada como el máximo controlador de la economía ilegal. Su financiamiento proviene principalmente de la distribución de estupefacientes, como marihuana, bazuco y cocaína, así como de extorsiones y asesinatos selectivos. Utilizan armas de corto y largo alcance para imponer su poder y ejercer violencia desmedida como forma de control y ejemplo para aquellos que intenten traicionarlos.

Aunque el comandante policial afirma que en los últimos años el número de miembros del Tren de Aragua ha disminuido en la zona y que el ELN tiene el control de la mayoría de los pasos ilegales, la guerra entre estos dos grupos continúa siendo intensa. La lucha es descrita como «a sangre y fuego». Los residentes de la zona se encuentran atrapados en esta confrontación, que se ha manifestado abiertamente a través de grafitis en las paredes.

Además, se ha descubierto que el reclutamiento de niñas ha sido una de las estrategias utilizadas por el Tren de Aragua para fortalecer su poder. Estas niñas son traídas desde Venezuela bajo engaños y luego vendidas a los cárteles de la droga mexicanos, como el cártel de Sinaloa, que también opera en Villa Rosario y La Parada. Muchas de estas jóvenes son obligadas a prostituirse o a realizar transmisiones en vivo en sitios web pornográficos.

Liderada por Héctor Guerrero, conocido como el Niño Guerrero, la organización del Tren de Aragua ha expandido su influencia no solo en Colombia, sino también en países como Chile, Perú, Bolivia y Ecuador. Según la Fiscalía colombiana, la banda criminal tiene presencia en al menos ocho lugares del país y ha llegado incluso a aterrorizar a los habitantes de Bogotá.

El exvicepresidente de Colombia, Óscar Naranjo, quien fue general retirado de la Policía Nacional de Colombia y uno de los responsables de la caída del cartel de Medellín, describe al Tren de Aragua como la organización más disruptiva de América Latina. Destaca su violencia despiadada, que ha incluido asesinatos de menores de edad, torturas y descuartizamientos. La banda busca no solo cometer estos actos, sino también mostrarlos públicamente para intimidar a la sociedad en general. Esta situación ha generado una violencia sin precedentes en Bogotá.