Tras 51 años de casado, hombre hizo prueba de ADN a hijos y descubrió que no eran suyos

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Un video de un hombre mayor contando su historia se volvió viral en las redes sociales. Después de 50 años de matrimonio, se dio cuenta de que sus dos hijos no eran realmente suyos.

En su narración, el hombre relató cómo, después de medio siglo de matrimonio y dos hijos, experimentó una de las mayores decepciones de su vida. Según él, tiene dos hijos con su esposa, uno de 42 y otro de 40 años, a quienes describe como «buenos para nada» a pesar de que todavía los ayuda.

La revelación ocurrió cuando tuvieron que hacerse un examen para ver si alguno de ellos era compatible para donar un riñón a su hermano. Fue en ese momento cuando descubrió algo impactante: «No son mis hijos, son de otra persona», afirmó con decepción.

El hombre se quedó en silencio por unos segundos, reflexionando sobre lo que acababa de descubrir. Luego, añadió que lo único positivo de esta situación es que «no fue mi culpa haber traído a esos dos idiotas al mundo».

También mencionó que pensaba que esta característica había sido heredada de su esposa, pero resultaron ser más parecidos a un plomero, cartero o lechero. «Si es que todavía había lecheros cuando ellos nacieron», bromeó.

Después de recoger los resultados de los exámenes y confirmar que estas dos personas no eran sus hijos biológicos, el hombre decidió regresar a casa para comunicar la noticia a su esposa. «Empezaré los trámites de divorcio, a ver si puedo liberarme. La aguanté por los hijos, los nietos y ahora los tataranietos, pero ninguno de ellos es mío», agregó entre lágrimas.

La historia rápidamente se volvió viral en las redes sociales y generó diversos comentarios entre los internautas. Algunos argumentaron que todos los hijos, nietos y tataranietos son realmente suyos, independientemente del parentesco de sangre. Otros sugirieron realizar pruebas de ADN si se tiene alguna sospecha. También hubo quienes se preguntaron si al menos los hijos eran hermanos del mismo padre, o si eso sería aún más humillante.

Esta historia nos muestra cómo las redes sociales pueden amplificar y difundir historias personales que tocan fibras sensibles en la sociedad, generando debates y reflexiones sobre temas como la confianza, la paternidad y la importancia de los lazos familiares.