Economist Intelligence calificó el régimen de Beijing de autoritario. Globalmente, los resultados reflejaron el continuo impacto negativo de la pandemia de COVID-19 en la democracia y la libertad por segundo año consecutivo
Un informe sobre la situación de la democracia a nivel global elaborado por Economist Intelligence halló que uno de los mayores desafíos de la actualidad consistirá en evitar que China se convierta algún día en la potencia global dominante.
El reporte de 85 páginas, titulado “El desafío chino. Índice de democracia 2021″, ofrece un panorama del estado de la democracia en base a un análisis de 165 estados independientes y dos territorios, lo que cubre casi toda la población mundial.
China está clasificada como un ‘régimen autoritario’ en el Índice de Democracia. Tiene una puntuación total de 2,21 (sobre una escala de 0 a 10), por debajo de 2,97 en 2006, y se encuentra en la posición 148 (de 167), cerca de la parte inferior de las clasificaciones mundiales. Tiene una puntuación de 0,00 para proceso electoral y pluralismo, una de las cinco categorías a través del cual el modelo mide la calidad de la democracia en cada país.
El escrito recuerda que China evita las elecciones democráticas: “No tiene elecciones libres, ni sufragio universal, ni sistema multipartidista. Tiene una puntuación de 0.88 para libertades civiles. No hay prensa, transmisión o redes sociales libres, no hay libertad de expresión y hay restricciones en Internet. No hay sindicatos libres, ni un poder judicial independiente y ninguna igualdad real ante la ley”.
El desafío, entonces, “puede ser evitar que China se convierta algún día en la potencia global dominante, lo que parece ser, si no inevitable, al menos muy probable, pero manejar ese proceso de tal manera que se evite la guerra, y se preserve la democracia y lo mejor del legado de la ilustración occidental”.
“Esto implica que EEUU y sus aliados occidentales deberían concentrar sus energías en rejuvenecer sus sistemas políticos para que puedan proporcionar un modelo alternativo deseable al de China. Mucho mejor, que Estados Unidos y las democracias del mundo demuestren las ventajas de su sistema de gobierno redemocratizando su política, en lugar de intentar aislar o contener a China”, subraya el escrito.
Además, resalta que la economía de China “es una economía capitalista y, a diferencia de la antigua Unión Soviética, no presenta una alternativa sistémica al capitalismo. El modelo económico capitalista de China es ciertamente distintivo, pero sigue siendo capitalista, incluso si el gobernante Partido Comunista de China todavía hace referencia al socialismo”.
Con todo, el infome de Economist Intelligence señala que la economía del país y el éxito de las últimas décadas; ya que desde programa de ‘reforma y apertura’ de Deng Xiaoping a fines de la década de 1970, tras la muerte de Mao Zedong, China ha experimentado cuatro décadas de recuperación sin precedentes.
Es en materia política y de respeto a los derechos humanos, en donde China ha frustrado las expectativas de muchos analistas y gobiernos occidentales que creían que se volvería más democrática a medida que se hiciera más rica. Por el contrario —señala el reporte— se ha vuelto menos libre.
El informe
El Índice de Democracia de Economist Intelligence se basa en cinco categorías: proceso electoral y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles. Con base a los puntajes de una variedad de indicadores dentro de estas categorías, cada país se clasifica entonces como uno de los cuatro tipos de régimen: “Democracia plena”, “democracia defectuosa”, “régimen híbrido” o “régimen autoritario”.
Esta edición del Índice de Democracia registra cómo le fue a la democracia global en 2021. Los resultados reflejan el continuo impacto negativo de la pandemia de COVID-19 en la democracia y la libertad por segundo año consecutivo.
“La pandemia ha resultado en una retirada sin precedentes de las libertades entre democracias desarrolladas y regímenes autoritarios por igual, a través de la imposición de bloqueos y restricciones a los viajes y, cada vez más, la introducción de ‘pases verdes’ que requieren prueba de vacunación contra el COVID-19 para la participación en la vida pública”, resalta el informe.
Y sigue: “Esto ha llevado a la normalización de poderes de emergencia, que han acostumbrado a los ciudadanos a una enorme extensión del poder estatal sobre amplias áreas de la vida pública y personal”.
La situación en América Latina
El escrito subrayó que el puntaje regional promedio de América Latina cayó por sexto año consecutivo, de 6,09 en 2020 a 5,83 en 2021.
“Esta no solo fue la caída más pronunciada registrada en el índice por cualquier región del mundo en 2021, sino que fue la mayor rebaja registrada por cualquier región desde que lanzamos el Índice de Democracia”, dicen los autores.
Y continúan: “El puntaje de la región en todas las categorías del índice empeoró en 2021, debido a una fuerte disminución en el puntaje de cultura política. Esto refleja el descontento público con el manejo del coronavirus por parte de los gobiernos”.
Luego subrayan que la pandemia “amplificó algunas tendencias previas, incluido el creciente escepticismo sobre la capacidad de gobiernos democráticos para abordar los problemas de la región y aumentar la tolerancia de los gobiernos autoritarios”.
El trabajo luego hace hincapié en que en la región hay cada vez un compromiso más débil con una cultura política democrática, “que permitió que prosperen populistas y liberales, como Jair Bolsonaro, en Brasil; Andrés Manuel López Obrador, en México; y Nayib Bukele, en El Salvador”.
“Esta tendencia también fomentó regímenes autoritarios en Nicaragua y Venezuela”, destacó el índice.
Luego indicó que, fuera de Europa occidental y América del Norte, “América Latina es la región con el promedio más alto en puntaje de democracia, pero su ventaja sobre Asia y Australia y Europa del Este ahora se ha reducido. Alrededor del 80% de la población de la región vive bajo regímenes democráticos, pero sólo el 1,3% vive en una ‘democracia plena’”. Se trata de Costa Rica y Uruguay.
Respecto a los puntajes, la región fue la que experimentó la mayor cantidad de cambios el año pasado. Cinco países fueron degradados: Chile, que se convirtió en “democracia plena” en 2019 antes de la pandemia, fue relegado a una “democracia defectuosa” una vez más. Ecuador, México y Paraguay perdieron su condición de “democracias defectuosas” y ahora se denominan “regímenes híbridos”. Y Haití, que pasó de “híbrido” a “autoritario”.
En tanto, ”el puntaje de Nicaragua cayó bruscamente después la elección presidencial ficticia celebrada en noviembre de 2021, y el país descendió 20 lugares en el ranking mundial clasificaciones, al 140″, señala el informe.
Por último, sostiene que “mejoras modestas evitaron un resultado aún peor para la región” gracias al desempeño de República Dominicana (+0.13), Guyana (+0.24) y Uruguay (+0.24), los únicos países cuyas puntuaciones mejoraron. Tres naciones (Jamaica, Surinam y Trinidad y Tobago) mantuvieron los mismos puntajes generales que en 2020.