Venezuela en recesión: un llamado a la acción y la unión

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El preocupante panorama económico que reflejan los datos del primer semestre del año, según el Observatorio Venezolano de Finanzas, ha encendido las señales de alerta, ya que una vez más nos encontramos en recesión, con una alarmante caída del producto interno bruto del -7,6% en el primer trimestre y del 6,3% en el segundo trimestre, respectivamente.

Resulta incomprensible que el Banco Central de Venezuela siga ocultando las cifras, pues es evidente que la inflación continúa en niveles elevados debido a la persistencia de múltiples problemas que el gobierno nacional no ha logrado resolver.

En el pasado, durante los años 2021 y parte de 2022, el gobierno intentó implementar algunas medidas que propiciaron un leve crecimiento económico durante más de un año. Sin embargo, hoy parece que las personas en el poder carecen de la voluntad para seguir construyendo alianzas y alcanzando acuerdos con el sector privado nacional.

Desde Unidad Visión Venezuela, durante todo el semestre, hemos presentado propuestas con el objetivo de que sean debatidas y evaluadas, con la única intención de contribuir a mejorar la situación actual y encontrar posibles soluciones.

Hemos hecho hincapié en la creciente desconexión y desconsideración que el gobierno muestra hacia el pueblo venezolano, especialmente en cuanto a impuestos. Es preocupante la falta de diálogo constructivo entre las autoridades fiscales y los contribuyentes para abordar inquietudes y buscar soluciones conjuntas. Olvidan que el desarrollo del país depende de la colaboración y el entendimiento mutuo, elementos esenciales para promover un sistema tributario justo y equitativo que impulse el desarrollo económico sostenible en Venezuela.

Consideramos que la crisis en Venezuela requiere restablecer la diferenciación funcional entre las esferas política y económica. Es fundamental separar el gobierno de la economía y permitir que el mercado funcione de manera independiente, al tiempo que se garantiza la existencia de mecanismos para proteger a las poblaciones vulnerables y evitar la concentración de riqueza y poder en manos de unos pocos individuos o grupos, tal como sucede en la actualidad.

La situación económica es la preocupación más importante para el 83% de los venezolanos y el 89% considera que la corrupción ha agravado aún más la crisis. En este sentido, proponemos destinar parte de los bienes y recursos incautados a la recuperación de la infraestructura de atención en salud para toda la población. De esta manera, el gobierno estaría cumpliendo con la Constitución y respondiendo a las necesidades de los ciudadanos con bajos ingresos.

El tema de la moneda es también un punto crucial para el debate. Proponemos analizar si el objetivo debería ser la desdolarización o la desbolivarización. En este contexto, podemos aprender de las experiencias de países vecinos como Ecuador, que optaron por dolarizar su economía y lograron mantener una inflación controlada. También podemos considerar el caso de Perú, donde se ha implementado la bimetalización de la economía utilizando dos monedas. Asimismo, Chile ha fortalecido su moneda, el peso, mediante una disciplina fiscal sólida. Estos ejemplos demuestran que la estabilidad económica y la confianza en la moneda requieren medidas concretas y una gestión responsable.

Subrayamos que la economía es un asunto que concierne a todos, y su planificación y ejecución no pueden ser unilaterales. Se necesita una colaboración coordinada entre el gobierno, el sector privado, la sociedad civil y la asistencia financiera internacional para lograr resultados sostenibles y fomentar el crecimiento económico y la generación de empleo.

Durante todo el semestre, hemos abordado una amplia variedad de temas con el objetivo de responder, en distintos niveles, a la pregunta fundamental: ¿cómo y cuándo saldremos de la crisis? Desde febrero hasta agosto, hemos comprendido que salir de la crisis implica organizarse y proponer una nueva vía representada por un nuevo liderazgo ante las elecciones de 2024.

Para finalizar, es imperativo que el gobierno venezolano afronte la realidad económica con transparencia, honestidad y apertura al diálogo. Es hora de tomar medidas concretas, basadas en experiencias exitosas de otros países, para superar la recesión y abrir camino hacia la recuperación y el desarrollo sostenible. La crisis afecta a todos los ciudadanos, y solo mediante la colaboración y la unión de esfuerzos podremos construir un futuro mejor para Venezuela.