María Clemente García Moreno saltó a la polémica recientemente luego de que compartió un video sexual en redes sociales. Tras la difusión, Ignacio Mier, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, declaró que ante este hecho se actuaría conforme a la ley de la Cámara de Diputados y el código de ética, además informó que el caso sería turnado para su análisis. Ante esto, la legisladora pidió este jueves a las y los diputados respetar la Constitución Política y su derecho al libre desarrollo de la personalidad. “Mi cuerpo es mío y nadie puede regularlo”, aseveró.
Con información de: El Mundo
Además, declaró ante medios de comunicación que el coordinador de Morena “miente” al informar que su comportamiento será investigado por el Comité de Ética y advirtió que, de ser necesario, preparará un recurso judicial para su defensa. García Moreno advierte que el Estado no puede normar la vida moral ni los cuerpos de ninguna persona. “Los Derechos Humanos me respaldan, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos me respalda, no necesito a nadie más”, aseveró. La diputada apuntó además que es trabajadora sexual y que recibe un pago por hacer pornografía, trabajo al que –agregó– siempre se ha dedicado.
¿Quién es María Clemente García Moreno?
María Clemente García Moreno, de 36 años, es diputada federal por Morena. Fue elegida como legisladora en la Ciudad de México para el periodo 2021-2024, tras ser electa por representación proporcional. La legisladora tiene una carrera trunca en Administración de Negocios. De 2012 a 2013 fue integrante del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en donde se desempeñó como secretaria. García Moreno también ha sido reconocida por ser una defensora de los derechos humanos de la población LGBTTTTI, de hecho, de 2017 a 2020 fue la presidente de la asociación Agenda LGBT. De 2019 a 2020 presidió el Comité Orgullo y Dignidad de la Ciudad de México, el cual es el encargado de organizar la Marcha del Orgullo que cada año se lleva a cabo en la capital. Esta no es la primera polémica en la que la legisladora se ve envuelta. En marzo de este año anunció que dejaría al grupo parlamentario de Morena, en medio de acusaciones de comportamiento “hipócrita” de esa bancada, luego de que ella y la otra legisladora trans, Salma Luévano, se enfrentaron con el diputado panista Gabriel Quadri, de Acción Nacional (PAN). Este intercambio ocasionó una serie de acusaciones, incluso se amagó con solicitar el desafuero del panista para proceder penalmente en su contra.
La iniciativa para regular el trabajo sexual
Poco después de que estallara el escándalo sobre los videos sexuales que la diputada María Clemente compartió en sus redes sociales, la legisladora presentó una iniciativa para regular el trabajo sexual.
la legisladora propone adicionar un capítulo a la Ley Federal del Trabajo para hablar de trabajo sexual. En ese capítulo se reconoce y protege el trabajo sexual como una actividad lícita.
Define el trabajo sexual como una “actividad que se ejerce en la vía pública, en algún establecimiento mercantil o por medios digitales, de manera libre, voluntaria, autónoma, consentida y sin coerción, entre personas mayores de 18 años de edad, a través de la realización de servicios sexuales, eróticos y/o acompañamiento, a cambio del pago de una remuneración económica, sea en dinero o en especie, de conformidad con las condiciones de tiempo, lugar y costo establecidas de común acuerdo entre la persona trabajadora sexual y la persona usuaria sexual“.
De igual forma se establece que las personas trabajadoras sexuales tienen derecho a no ser discriminadas, a la protección a la salud, así como acceso a servicios de salud cuando no cuenten con seguridad social.
Afirma que el trabajo sexual deberá ejercerse en condiciones de salud suficientes que eviten las enfermedades o infecciones. Es por eso que las personas usuarias y trabajadoras están obligadas a evitar riegos de contagio.
La legisladora trans explica que a pesar de que el trabajo sexual es un fenómeno universal, históricamente la sociedad percibe a las personas que lo ejercen como “objetos de intervención, antes que como sujetas de derechos, capaces de decidir sobre su propio cuerpo y desarrollar libremente su trabajo”.
Afirma además que es importante distinguir el trabajo sexual de la trata de personas en su modalidad de explotación sexual.
“Es por ello que resulta una tarea de vital importancia que desde la ley se reconozca y proteja al trabajo sexual como una actividad lícita, que promueva el mayor número garantías en materia de seguridad y salud para las personas que lo ejercen en libertad y en pleno uso de sus derechos humanos, particularmente en lo relativo al libre desarrollo de la personalidad…“, se lee.