Las tres cosas que buscaría Maduro con la detención de Tareck El Aissami

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El exzar del petróleo de Venezuela, Tareck El Aissami, quien en su momento fue un importante aliado del chavismo, ha caído en desgracia. El martes pasado, fue arrestado por la fiscalía de su país acusado de estar involucrado en una trama de corrupción relacionada con la venta de crudo a través de criptomonedas. El Aissami, quien fue vicepresidente de Nicolás Maduro entre 2017 y 2018, y ministro de Petróleo entre 2020 y 2023, fue uno de los responsables de mantener a flote la economía venezolana a pesar de las sanciones impuestas por Estados Unidos.

Durante su tiempo en el poder, El Aissami utilizó sus conexiones en Oriente Próximo para establecer una red de colaboradores que le permitieron comercializar el petróleo venezolano fuera del alcance del mercado occidental. Sin embargo, su suerte ha cambiado y ahora enfrenta acusaciones de traición a la patria y legitimación de capitales.

El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, difundió imágenes de El Aissami esposado, mostrando a un exministro de Petróleo que solía vestir trajes y corbatas, ahora vestido con una simple camiseta oscura y una sudadera deportiva. Según Saab, El Aissami era el «jefe del pranato» de una trama de corrupción relacionada con la petrolera estatal, Petróleos de Venezuela (PDVSA).

Además de El Aissami, también fueron detenidos el exministro de Economía y Finanzas, Simón Alejandro Zerpa, y el empresario Samark José López, quienes enfrentarán cargos por apropiación o distracción del patrimonio público y asociación. El Aissami, quien ya había sido sancionado por Estados Unidos en 2017 por narcotráfico, cayó en desgracia cuando renunció a su cargo en marzo de 2023 debido a investigaciones por irregularidades en la venta de crudo a través de criptoactivos, lo que habría ocasionado un desfalco de más de 15.000 millones de dólares.

Esta detención de El Aissami se produce en un momento crucial para el chavismo, ya que Venezuela se prepara para unas elecciones presidenciales cuestionadas que se celebrarán el próximo 28 de julio. Según analistas consultados, esta detención busca enviar mensajes a diferentes actores. Por un lado, Maduro intenta mostrarse como un líder que lucha contra la corrupción para ganar la confianza del electorado. Por otro lado, se busca enviar un mensaje a distintas facciones dentro del partido oficialista, Psuv, para perseguir y derrotar a sus rivales. Además, se busca enviar un mensaje indirecto a la comunidad internacional, especialmente a Estados Unidos, para mostrar que Maduro tiene la intención de combatir la corrupción y manejar de manera pragmática el sector petrolero.

Sin embargo, algunos analistas consideran que esta detención es más una estrategia política que un verdadero castigo para El Aissami. En un país sin Estado de derecho, ir a la cárcel no tiene el mismo significado y es posible que el exministro no sufra las mismas consecuencias que cualquier otro ciudadano. En cualquier caso, esta detención demuestra que Venezuela está en un proceso de «reacomodo» en su intento de consolidar la dictadura y adaptarse a las nuevas dinámicas de la comunidad internacional.

La venta de crudo a través de criptomonedas fue un intento del gobierno venezolano de eludir las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos. Según las investigaciones, los funcionarios arrestados realizaban ventas por debajo del valor de mercado y se apropiaban de los fondos obtenidos de manera arbitraria y criminal. También se descubrió su implicación en una red de prostitución. Cabe destacar que la industria petrolera de Venezuela, propiedad del Estado, ha sido objeto de numerosas investigaciones judiciales en los últimos años.

En definitiva, la detención de Tareck El Aissami marca un punto de inflexión en su carrera y en la política venezolana. Mientras el chavismo intenta mostrar una imagen de lucha contra la corrupción, la comunidad internacional sigue observando de cerca los acontecimientos en el país sudamericano.