Miles de rusos desafiaron el miedo para asistir al funeral de Alexéi Navalni en Moscú

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Este viernes, a pesar de las estrictas medidas de seguridad y las advertencias de las autoridades, miles de rusos se unieron en el funeral de Alexéi Navalni, líder opositor. Svetlana, de 65 años, dijo a EFE que, aunque tenía miedo, había elegido la conciencia sobre el miedo y por eso estaba allí. Afirmó que el legado de Navalni no morirá. Otro moscovita describió a Navalni como una buena persona y no solo un buen político. La gente lo seguía porque no solo decía la verdad, sino que creía en lo que decía.

El funeral contó con la presencia de personalidades como Yevgueni Roizman, exalcalde de Yekaterimburgo, así como embajadores de Estados Unidos, Alemania y Francia. Boris Nadezhdin, aspirante a la presidencia rusa, también estuvo presente. A pesar del miedo, la gente quiere superarlo, dijo Nadezhdin a EFE, y agregó que la muerte de Navalni es un suceso trágico para millones de rusos que lo apoyaban. Tenían un objetivo en común: que la democracia triunfara en Rusia y que el país se convirtiera en uno normal.

El funeral de Navalni se llevó a cabo bajo estrictas medidas de seguridad y un importante despliegue policial en el barrio de Mariino. Tanto en el lugar donde se instaló la capilla ardiente como en el cementerio, se colocaron vallas metálicas y se implementó un dispositivo policial. Además, se instalaron cámaras de vigilancia y otros dispositivos que podrían interferir con las señales de internet y telefonía móvil.

Los seguidores de Navalni esperaban con flores en mano la llegada del féretro y coreaban su nombre cuando su cuerpo fue introducido en la iglesia. Después del velatorio, trasladaron el cuerpo al cementerio de Borísovo para su entierro.

El Kremlin advirtió que castigaría a quienes participaran en manifestaciones no autorizadas durante los funerales de Navalni. El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, recordó que existe una ley que debe cumplirse y que cualquier reunión no autorizada sería una violación de la ley. Agregó que aquellos que participaran en reuniones no autorizadas serían castigados de acuerdo con las leyes vigentes.

Navalni, quien sobrevivió a un envenenamiento atribuido a las autoridades rusas, regresó a Rusia y fue detenido. Fue condenado a nueve años de cárcel por fraude y desacato a los tribunales rusos. El 16 de febrero de 2024, el Servicio Federal Penitenciario de Rusia informó que murió en prisión. Los allegados y correligionarios de Navalni acusan directamente al presidente de Rusia, Vladímir Putin, de ordenar lo que consideran el «asesinato» del opositor.